
Dos días después del granizo: Heridas que trascienden el daño material
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – Dos días después del granizo que dejó una estela de tristeza al hacerse presente los embates de la naturaleza, caprichosa e impredecible, que nos recordó su poder con una furia inesperada. Lo que empezó como un día común se transformó en un escenario de caos y desesperación cuando el granizo de dimensiones asombrosas comenzó a caer sobre nosotros, dejando a su paso destrucción y dolor. Más allá de los daños materiales, que son cuantificables aunque difíciles de asimilar, está el recuento de las vidas que han sido alteradas de manera irreversible.
Un ejemplo, la pequeña Victoria, ahora hospitalizada en Monterrey con una fractura de cráneo, es un recordatorio doloroso de la fragilidad de los seres humanos ante los embates de la naturaleza. Hoy ella junto con su familia lucha por la recuperación de su salud y nos llevan a reflexionar sobre la vulnerabilidad de nuestra existencia. Victoria no está sola, recibe el apoyo y solidaridad de los ciudadanos. Hubo otros, con lesiones que van desde lo leve hasta lo delicado; el recuento de los afectados es impreciso, pues algunos han regresado a sus hogares después de recibir tratamiento, mientras que otros tienen que esperar a recuperarse con heridas hasta de 15 centímetros que requirieron sutura. Hubo incluso quienes, presos del pánico ante el inesperado ataque del granizo, sufrieron crisis nerviosas que los dejaron aturdidos y desorientados.
Fueron veinte minutos intensos, pero suficientes para cambiar el curso de la vida de cientos de familias. Las ráfagas de granizo caían con una intensidad inusitada, golpeando con ferocidad techos de lámina que cedían ante su peso. Ventanas destrozadas, tinacos hechos añicos, tuberías de agua y tanques de gas butano dañados, vehículos con sus carrocerías abolladas, vidrios y calaveras quebradas: el panorama de destrucción al pasar la tormenta tue desolador.
Pero más allá de los objetos materiales, lo que más duele es la angustia y desesperación que se cierne sobre las familias al hacer un balance de las pérdidas económicas sufridas. Son años para la formación y consolidación de cada proyectos de vida que se desvanecen en un instante, son lágrimas que brotan de la impotencia y el desconcierto. En medio de la tragedia, surge también la solidaridad y el espíritu de comunidad. Vecinos se unen para ayudarse mutuamente, compartiendo recursos y consuelo en medio de la adversidad. En estos momentos es importante recordar que somos más fuertes juntos. Que aunque el dolor y la pérdida nos abrumen, podemos encontrar el apoyo de aquellos que nos rodean. Que aunque el camino hacia la recuperación sea largo y difícil, no estamos solos en nuestra lucha.
Los sabinenses de nueva cuenta como hace más de 13 años cuando ocurrió la contingencia todos pendientes. El llamado es a evitar que los amantes de la ajeno se roben más de lo que ya hemos perdido; a que todos nos cuidemos, que evitemos actos de rapiña porque todos debemos volver a trabajar y los domicilios se quedan solos. Es momento de refrendar lo que dice nuestro escudo de armas: Sabinas tierra hospitalaria, de voluntad firme y de acción perseverante.
Todavía hay sectores a oscuras, Comisión Federal de Electricidad no ha terminado con la tarea que empezaron desde el mismo viernes por la noche, hay áreas que no tienen agua porque la tubería se rompió; las pérdidas económicas van desde un vidrio hasta todos los ventanales en domicilios, techos completos, los tinacos que ponen a las familias en una nueva disyuntiva pues es necesario juntar el vital líquido para contar con abasto las 24 horas. No, aunque pareciera, la tormenta no ha pasado, vienen todos los días a enfrentarnos a las carencias que quedaron. parecerá que la afectación en los vehículos es algo con lo que puedes lidiar pero para muchos es su herramienta de trabajo, es en lo que se desplazan para dejar a los hijos a la escuela, para acudir a lo más elemental en materia de salud. Y hoy, algunos quedaron inservibles.
El granizo ha dejado su huella en nuestras vidas, pero también ha despertado en nosotros la fortaleza y la solidaridad necesarias para superar cualquier adversidad. Que esta tragedia nos recuerde la importancia de valorar cada momento, de cuidar de nuestra comunidad y de proteger nuestro hogar común: este frágil y maravilloso planeta que habitamos.