
Discriminación y rechazo
Hoy Barbie vive a plenitud, con resiliencia y amor
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – No es fácil abrir tu corazón y poner en un escaparate tu historia de vida, pero, aunque Barbie en su infancia sufrió una serie de vicisitudes, hoy el destino le sonríe; es una persona con un testimonio de fortaleza y humanidad que te comparte su brillo y paz. Barbie, conocida por muchos en la comunidad, ha sido un pilar en la lucha por los derechos LGBT y un ejemplo de perseverancia frente a la adversidad.
Se describe a sí misma como una persona muy humana y sensible, reconociendo que su vida no siempre ha sido fácil, especialmente durante su niñez. «He llorado mucho,» confiesa, «pero aprendí que no es la opinión de los demás mi responsabilidad.» A lo largo de su vida, Barbie ha enfrentado discriminación y rechazo, incluso de su propia familia. Irónicamente, hoy es precisamente ella quien cuida de su padre, ya mayor, con mucho amor. Su madre ya partió en el viaje sin regreso, pero Barbie continúa pendiente de su padre, sin rencores. Ella es un pilar en la lucha de los derechos.
En el mes de junio, mes del orgullo LGBT, Barbie abre su corazón y comparte su historia antes de la marcha del próximo sábado, que culminará con un show en la plaza principal. «Soy de los pioneros de esta lucha,» dice con orgullo. «Hemos enfrentado muchas adversidades, pero es momento de darle oportunidad a las nuevas generaciones, ayudarlas e impulsarlas cuando sea necesario.»
Recuerda los primeros años de las marchas, cuando la discriminación era cruel y constante. «Nos burlaban y nos excluían,» recuerda. Sin embargo, hoy en día, celebra los logros alcanzados, como la inclusión en un comité en la actual administración, un símbolo de progreso y esperanza. Tiene recuerdos dolorosos de su infancia, marcada por una sociedad extremadamente cruel. «El ser gay te excluía de todo, eras como un ser extraño,» dice. Pero a pesar de una niñez dura, su juventud fue diferente. «Salí al mundo,» afirma, destacando que fue la primera persona transexual operada en Sabinas. Se sometió a la cirugía en Monterrey, pero siempre ha considerado a Sabinas su hogar y aquí vivió la convalecencia en paz, tranquila.
El rechazo en la escuela y en su familia fue especialmente doloroso. «Me excluyeron,» cuenta, «pero ahora, sin quejas y con mucho amor, me hago cargo de mi papá, quien fue de quien más sentí el rechazo.» A pesar de las cicatrices en el corazón, Barbie ha encontrado en la comunidad y en la vida misma, una fuente de alegría y realización. “No puedo negar que quedan cicatrices”.
Hoy, Barbie se siente orgullosa de haber apoyado a otros, compartiendo sus conocimientos como estilista y dejando discípulos. «Ahí es donde empieza tu escuela,» dice, «te das cuenta de que estás vivo y que eres fuerte.» Aunque la aceptación de la comunidad LGBT ha mejorado significativamente, subraya la importancia de ser útiles en todos los ámbitos para no recaer en viejas discriminaciones. “A nosotros nos cuesta el doble, debemos esforzarnos mucho”.
Invitó a aquellos que aún están en el clóset a que salgan y vivan sus vidas plenamente. «Ya somos aceptados en las maquiladoras y en muchas partes,» dice con optimismo. Aunque reconoce que aún hay camino por recorrer, siente una profunda felicidad y gratitud por lo que ha logrado. A lo largo de su vida, Barbie ha transformado el llanto en alegría a través de su esfuerzo y dedicación. «Todo me ha costado,» reflexiona, «pero todo mi llanto se ha convertido en felicidad, bendito Dios.»
Barbie es un ejemplo viviente de que, a pesar de las adversidades, es posible vivir con amor, dignidad y orgullo. “Nosotros vivimos en tiempos muy difíciles donde la discriminación era el pan de todos los días, sin embargo, como yo salí al mundo, entendí lo importante que era quererme, sin embargo, cuando en algún momento me siento triste o decaída, porque no soy depresiva, busco el apoyo de los profesionales, deben entender que necesito ese respaldo y seguir mi camino”.
Reconoce que la clave es el respeto. Nosotros debemos respetar a quienes nos rodean para que ellos también nos respeten. Que nuestras vidas, de quienes pertenecemos a la comunidad LGBT sea siempre en concordancia con la sociedad en la que tanto luchamos por ser incluidos -señala- y sí, queda todavía una línea casi invisible, pero estoy segura que las muchachas de la comunidad sabrán avanzar siempre en firme, como yo lo he hecho, “porque donde piso, marco huella”.