Agencia Notimex/FACTOR
Nueva York.?Estados Unidos inicia este s?bado los eventos conmemorativos del 20 aniversario de la masacre provocada por los estudiantes Eric Harris y Dylan Klebold en el Instituto Columbine de Littleton (Colorado) este d?a de abril de 1999, en el despertar del pa?s a la tragedia contempor?nea de las matanzas en colegios y escuelas de toda la naci?n, un horror que ha proseguido desde entonces.
Harris y Klebold, armados con escopetas y armas semiautom?ticas, entraron en torno a las 11:49 horas en el instituto y comenzaron a abrir fuego indiscriminado durante media hora aproximadamente, en las clases, en los pasillos y en el comedor. Mataron a 12 compa?eros y un profesor antes de quitarse la vida. Los estudiantes fallecidos ten?an entre 14 y 18 a?os. El profesor fallecido, William Sanders, ten?a 47.
A las p?rdidas humanas se a?adi? un inter?s medi?tico sin precedentes que escrut? las vidas y personalidades de Harris y Klebold, quienes antes de dirigirse al instituto escribieron sus intenciones en una carta en la que, adem?s, pidieron perd?n a sus padres de antemano por los actos que iban a cometer.
La madre de Klebold, Susan, compareci? por vez primera ante los medios para aclarar aspectos de la personalidad de su hijo. «Si hubiera reconocido que Dilan estaba padeciendo un trauma psicol?gico, no habr?a acabado en el instituto. Habr?a pedido ayuda. Pero que nadie se llame a enga?o: soy perfectamente consciente del hecho de que era un asesino», declar? a la cadena CNN.
Un legado de sangre
Desde Columbine, un total de 124 estudiantes han muerto por disparos en los colegios, institutos y universidades de Estados Unidos. Cinco al a?o, seg?n las estimaciones de las fuerzas de seguridad. El suceso m?s grave fue el ocurrido el 14 de diciembre de 2012: Adam Lanza, un joven de 20 a?os de edad, entr? en el colegio Sandy Hook (Newtown, estado de Connecticut) armado con un fusil de asalto semiautom?tico.
Mat? a tiros a 20 ni?os y a seis profesores.
Para volver a ver dobles d?gitos en el balance de muertos no hace falta remontarse demasiado en el tiempo. El 14 de febrero de 2018, el ex estudiante Nikolas Cruz mat? a 17 personas en el Instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida.
El acto de terrorismo que perpetraron Harris y Klebold puso de manifiesto la incapacidad de las fuerzas del orden para enfrentarse a este fen?meno. El informe que la Comisi?n de Columbine public? en 2001 conten?a dos docenas de recomendaciones para prevenir o responder mejor a futuros tiroteos en masa.
Cuando la polic?a lleg? por primera vez a Columbine durante las ?ltimas horas de la ma?ana asumieron que estaban lidiando con una situaci?n de rehenes y recurrieron a un procedimiento habitual: trazar un per?metro para contener la situaci?n y luego establecer contacto con los sospechosos en el interior.
Sin embargo, Harris y Klebold no ten?an intenci?n de salir vivos del instituto. Mientras los agentes perd?an tiempo asegurando los alrededores, los dos estudiantes segu?an abriendo fuego dentro de las instalaciones.
El otro gran error fue uno de coordinaci?n: a pesar de la gran cantidad de oficiales que respondieron a la llamada de auxilio, se presentaron en el lugar multitud de efectivos de diferentes agencias, que operaban en diferentes frecuencias de radio; una confusi?n que hizo imposible una actuaci?n coordinada hasta que el da?o ya estaba hecho.
Los centros escolares son escenario ahora de simulacros de ataques con arma de fuego — «ensayos Columbine», seg?n los describen las fuerzas de seguridad — mientras la Asociaci?n Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en ingl?s), el lobby civil m?s importante del pa?s a favor de esta posesi?n, y el presidente del pa?s, Donald Trump, abogan, sin aplicarla, por una norma que imponga la presencia de guardias armados en las escuelas.
Desde entonces, el debate p?blico se ha centrado en las relajadas leyes que regulan la posesi?n de armas de fuego en un pa?s donde, durante las ?ltimas dos d?cadas, han muerto 20 mil menores en edad escolar por arma de fuego, mil 500 de ellos por un miembro de su propia familia.
