
Cártel de Jalisco Nueva Generación controla carreteras y comercio en la frontera de México y Guatemala
Por/Factor
Jalisco. – Al sur de México, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) controla una carretera de 80 kilómetros, que va desde Guatemala hasta la ciudad de Comitán, Chiapas, por donde no se puede transitar libremente, afectando el comercio en la zona. En un recorrido realizado se constató que los criminales atravesaron un tráiler y montaron un punto de revisión en la vía, que conecta con La Mesilla, en el departamento de Huehuetenango, en Guatemala. También realizan cierres intermitentes en la carretera panamericana, en el tramo que va a Frontera Comalapa, así como en otros puntos de la zona.
Esto ha dejado a comunidades enteras sin productos de la canasta básica y a poblados de Guatemala con afectaciones económicas. Justamente en Frontera Comalapa los anaqueles de los supermercados están vacíos, ya que los camiones cargados con víveres no pueden transitar por las carreteras fronterizas a menos de que paguen una “cuota” de mil 500 pesos, según narraron comerciantes que pidieron el anonimato. En una Bodega Aurrera ya no quedan productos de la canasta básica, tampoco hay pañales, ni medicamentos, solo se puede comprar jabones líquidos para lavar ropa y electrodomésticos.
La situación es más crítica en la Tienda Neto donde de plano no queda nada más que un montón de galletas. También los refrigeradores lucen sin producto y está misma imagen se repite en la mayoría de las tiendas de abarrotes, pequeñas y medianas. “Entraron muy bonito, primero dijeron que eran una organización que se llama “El Maíz”, como una que iba a ayudar a la gente, pero ya después andaban armados” comentó un transportista. El ‘Maíz’ es en realidad una organización criminal al mando del Cártel Jalisco Nueva Generación, que se encarga del cobro de extorsiones a comerciantes. Maíz significa: Mano Izquierda. Tampoco hay alimentos en tiendas de abarrotes de las rancherías Ojo de Agua de la Cruz, El Matadero, el Chillar, Allende y Loma del Ocote, entre otras.
El transporte público que opera en la línea fronteriza y que da servicio entre varias rancherías, no van más allá de Frontera Comalapa por la inseguridad, pero, además, los conductores se ven obligados a bloquear la carretera cuando el narco se los pide, pues si se niegan hay represalias. “Mucha gente ya no quiere colaborar con ellos, pero qué más hacemos”, expresó el conductor de una camioneta de pasajeros, cuya identidad no será revelada por seguridad.