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Brenda Lira Samaniego: La abogada que labra sueños en piedra

Brenda Lira Samaniego: La abogada que labra sueños en piedra

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“Tuve el mejor maestro: Mi padre”

Por: Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coahuila. – En el municipio de Sabinas, en medio de la Región Carbonífera, se erige un taller de marmolería que va más allá de ser solo un negocio. Es el fruto del trabajo incansable y la pasión desbordante de Brenda Lira Samaniego, una mujer que desafía los límites y despliega un talento excepcional en el arte de la piedra. Desde temprana edad, (doce años) Brenda acompañaba a su padre, Don Samuel Lira Flores, al taller. Allí, entre el polvo de mármol y el fragor de las herramientas, aprendió los secretos del oficio. Con el tiempo, lo que comenzó como una lección familiar se convirtió en su verdadera vocación. «Tuve al mejor maestro que fue mi padre», confiesa con humildad, mientras recuerda los valores y conocimientos que él le legó.

La marmolería no es solo un oficio para Brenda; es una herencia que cuida con esmero y lleva más allá de las fronteras geográficas. Desde la elaboración de lápidas hasta la creación de cocinas bien trabajadas, con un toque final especial, Brenda y su equipo no conocen límites. Su destreza en el manejo de materiales como granito, mármol, cuarzo y ónix, junto con su profundo conocimiento sobre su procedencia y calidad, les ha valido reconocimiento tanto local como internacional. Pero detrás de cada obra maestra de piedra, hay una historia de sacrificio y dedicación. Brenda, además de ser una empresaria exitosa, es esposa y madre de dos hijos a los que dedica también tiempo y son su mayor orgullo. «Ellos son mi motor», afirma con una sonrisa, mientras habla de los desafíos diarios que enfrenta con determinación.

No se le dificulta responder los pedidos que les hacen, ya sea de lápidas, imágenes religiosas, cocinas, lavabos, barras y lo que le soliciten con el material que ella trabaja y reconoce a su equipo de trabajadores que, “más que ser mis empleados son parte de la familia, en quienes confío el manejo de los materiales, los cortes que deben ser muy finos y precisos y el ensamble. Han estado con nosotros por muchos años; todos ellos desde que vivía papá”. Para ella no es difícil estar al frente del taller que, por cierto, después de estar por muchos años instalado sobre la calle Hidalgo de la colonia López Huitrón, ahora lo reubicó hacia el camino al ejido Puente Negro, hasta donde se trasladan a diario los muchachos y ahí desarrollan sus actividades cotidianas. Muestra orgullosa a Factor, el sitio donde preparan desde los moldes donde se vacían las lápidas que tardan aproximadamente una semana y media hasta que ya está pulida, y las cubiertas son un poco más rápidas, una semana. Lo que es vaciado va con molde es el granito triturado, laja, cemento, varilla y armex y, lo que son cubiertas de cocinas son láminas naturales. Todo el granito es importados son hojas grandes que llegan completas. Las placas se acuestan y se pone la plantilla, se traza el corte, ensambla, pule y luego ya van a la instalación.

La historia de Brenda trasciende las paredes de su taller. Con audacia y visión empresarial, incursionó en el mercado internacional, conquistando clientes más allá de las fronteras mexicanas. «La primera cocina que instalamos fue en Natalia, Texas», relata con emoción y no es para menos pues su trabajo es de calidad de exportación. Su capacidad para aprender de cada experiencia y su valentía para enfrentar nuevos desafíos han sido la clave de su éxito. Cuando llegó un paisano, sabinense que conocía al 100% su trabajo y le pidió que le instalara una cocina en el vecino país del norte no lo pensó mucho, elaboró la cotización y al siguiente día fue a Eagle Pass para ver lo de la tramitología en cuanto a importaciones y exportaciones y, en la fecha establecida ya iba en camino para cumplir su palabra.

Pero el camino hacia el éxito no ha estado exento de obstáculos. Brenda reconoce que, en un mundo dominado por hombres, ha tenido que luchar el doble para ganarse su lugar. «Algunos clientes no creen que yo tenga el conocimiento, llegan y preguntan por el encargado, pero al ver que soy mujer, en ocasiones se van. Lo bueno que son los pocos, la mayoría saben que le sé a esta tarea», admite con sinceridad. Sin embargo, su habilidad y experiencia hablan por sí solas, convirtiéndola en un referente indiscutible en el mundo de la marmolería. Es Brenda, una mujer incansable, de lucha, esfuerzo y con una visión empresarial que ha traspasado las fronteras. Hoy, Brenda Lira Samaniego sigue labrando sueños en piedra, desafiando fronteras y rompiendo estereotipos. Su historia es un testimonio inspirador de fuerza, determinación y pasión por lo que hace. En un mundo donde los límites parecen insuperables, ella nos recuerda que con trabajo arduo y dedicación, los sueños más audaces pueden hacerse realidad.

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