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Aqu? en confianza

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Iv?n Garza Garc?a

 

El emperador est? desnudo

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Como cualquier hincha del Cruz Azul anhelando ver al equipo de sus amores levantar la copa en un toreo del balompi? nacional despu?s de una largu?sima sequia (sin raspar muebles, querido amigo Adri?n Gonz?lez), las y los mexicanos esper?bamos ansiosos el plan de recuperaci?n econ?mica frente a la crisis originada por el COVID-19, mismo que habr?a de ser presentado por el Presidente L?pez Obrador en el marco del informe correspondiente al primer trimestre del segundo a?o de gestiones. Grandes expectativas se concibieron en torno al anuncio de marras; sin embargo, el breve mensaje del mandatario ? seg?n expertos en la materia ? dej? un amargo sabor de boca. Mientras que los l?deres de no pocos pa?ses comunican medidas para combatir efectivamente el mal que aqueja a la humanidad y ofrecen lo mismo apoyos que est?mulos para los trabajadores y patrones, ac? la realidad fue del todo distinta.

 

Dicen los enterados que ante los terribles embates de una contingencia sin precedentes, mencionar los logros del gobierno en un discurso de autocomplacencia, es poco menos que un desprop?sito. Como en todo informe de resultados, los fr?os datos y n?meros? (esos que pocos dicen en un contexto como el actual) no estuvieron ausentes. Llegado el momento,? el gobernante anunci? al respetable el paquete de medidas con las que se pretenden palear los negativos efectos econ?micos derivados de la emergencia sanitaria. No es un secreto para nadie, del esperado proyecto de ?rescate poco se expuso.

 

Nuevamente, el actual r?gimen acudi? a los sitios comunes: reparto de programas sociales; microcr?ditos para apoyar la econom?a formal e informal; mayores recursos para la inversi?n p?blica, pero destinados ?stos a las obras insignia de la 4T, es decir, el aeropuerto de Santa Luc?a, el tren Maya y la refiner?a de Dos Bocas, adem?s de la disminuci?n de salarios a funcionarios federales y el recorte a los aguinaldos. En un entorno convulso y totalmente distinto al que se viv?a hace tan solo un par de meses, el gobierno mexicano decidi? aplicar la misma receta, solo que con un componente adicional: la promesa de generar dos millones de empleos en nueve meses, lo cual no suena mal, siempre que se tenga en cuenta la enorme cantidad de puestos de trabajo que se perder?n ante la debacle que se avecina y sobre los cuales ? dicho sea de paso – ?nada se mencion?.

 

Nadie en sus cabales se atreve a poner en tela de juicio los mecanismos que tengan como prop?sito beneficiar directamente a los m?s vulnerables; llevar a cabo acciones a favor de quienes m?s lo necesitan, se encuentra fuera de cualquier discusi?n. Sin embargo, la estrategia presentada se antoja incompleta, pues fueron relegadas las legitimas pretensiones del sector empresarial.

 

De acuerdo al portal de la Condusef, en nuestro pa?s las micro, peque?as y medianas empresas, son la columna vertebral de la econom?a; ?stas generan el 72 por ciento de los empleos y representan, nada menos, que el 52 por ciento del Producto Interno Bruto. Pese a su importancia, las y los empresarios no figuraron mayormente en el mensaje ofrecido desde un desolado Palacio Nacional; eso s?, los empleadores de M?xico alcanzaron un agradecimiento por acatar las indicaciones, al tiempo que se? les reconoci? su humanismo y dimensi?n social, pero de est?mulos fiscales, nada; ?ya rompimos ese molde?, asegur? el Presidente.

 

Aqu? en confianza, tampoco es que la econom?a mexicana estuviera en jauja antes de la llegada a nuestras vidas del coronavirus. De hecho, el trimestre que acabamos de concluir seguramente presentar? un pronunciado decrecimiento; pero la producci?n que corresponde al actual (abril a junio) tendr? una ca?da que puede rayar en el 20 por ciento; lo anterior, de acuerdo a estimaciones del mism?simo Carlos Urz?a; ?S? mam?! aquel que desempe?? el cargo de Secretario de Hacienda al inicio de este gobierno (favor de imaginar un emoji de asombro).

 

El escenario luce desalentador y las respuestas escasean. Hoy, el vapuleado segmento empresarial se?ala las omisiones de un plan econ?mico que parece inconcluso, pero sus reclamos no hacen eco en los o?dos de quienes aplauden irreflexivos las decisiones oficiales y no permiten ver al mandatario el terrible panorama.

 

En uno de sus cuentos cortos, Hans Christian Andersen relata que el emperador fue timado por un par de sastres, quienes le aseguraron que pod?an confeccionarle un traje con una tela tan especial que solo pod?a ser vista por las personas inteligentes. As?, todos ? incluyendo al monarca ? fing?an ver el ropaje ante el temor de ser expuestos p?blicamente como tontos, hasta que un ni?o exclam?: ?el emperador est? desnudo! Ah? se los dejo para la reflexi?n.

 

 

 

 

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