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Aqu? en confianza

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Iv?n Garza Garc?a

 

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El ?ltimo gran debate; forma y fondo

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Aparentemente sin desaguisados de consideraci?n que lamentar, concluyeron los festejos para conmemorar un aniversario m?s de la gesta por la cual ?ste pedazo de tierra obtuvo su independencia. Atr?s qued? el fervor patrio mostrado sin recato por el respetable; los coloridos atuendos que sirvieron como pretexto para exacerbar la mexicanidad (aunque ?stos no correspondieran a la ?poca); la ingesta indiscriminada de toda clase de antojitos adornados finamente con motivos tricolores y las infaltables bebidas espirituosas que saben arrancar – desde lo mas hondo – el grito de ?Viva M?xico!

 

Como era de esperarse, este a?o las festividades fueron aderezadas por aspectos singulares. Por supuesto, la pol?mica no pod?a estar ausente y las opiniones de nueva cuenta se polarizaron, ahora respecto a la celebraci?n de marras. Tal parece que los dos grandes bandos de posturas irreconciliables, otra vez hicieron de las suyas para colocar en el centro del debate nacional la forma en la que el Presidente de M?xico llev? a cabo el tradicional ?Grito de Independencia? y el posterior desfile militar.

 

Que fue una ceremonia austera ? dicen unos ? en la que se prescindi? de invitados que cumplieran la encomienda de alabar al mandatario cual si se tratara de un monarca absoluto frente a los miembros de su corte.? Que la mentada sobriedad fue una mera fachada ? dicen los otros ? ya que el tradicional ?besamanos? fue ubicado estrat?gicamente en un sal?n contiguo para evitar que fuera ?captado por las indiscretas lentes de los inc?modos fot?grafos, en tanto que los asistentes ?fif?s? esperaban en el patio central del Palacio Nacional para departir en una suntuosa verbena preparada especialmente para la ocasi?n y el pueblo ?bueno y sabio? se aglomeraba para ocupar acaso una peque?a baldosa en la plancha del Z?calo capitalino.

 

Que Andr?s Manuel L?pez Obrador hizo historia ? dicen unos ? pues, en un hecho sin precedentes, lanz? una veintena de vivas en las que reconoci?, no solamente a los insurgentes, sino tambi?n a los h?roes an?nimos, a las comunidades ind?genas y a la riqueza cultural de M?xico. Que en su arenga ? dicen los otros – el mandatario nacional se refiri? a la fraternidad universal, en una clara alusi?n a la masoner?a, con lo cual mostr? sin tapujos su pertenencia a la referida sociedad secreta y la influencia que de ?sta recibe.

 

Que en esta ocasi?n no hubo rechiflas, abucheos o mentadas de madre en contra de la pareja presidencial ? dicen unos ? toda vez que el pueblo de M?xico est? feliz, feliz, feliz, tal como lo ha asegurado en reiteradas oportunidades el titular del Poder Ejecutivo.? Que si esta vez no hubo gritos ni consignas ? dicen los otros ? fue por que el evento se nutri? con miles de beneficiarios de los programa sociales del Gobierno Federal, quienes desde temprana hora fueron ?acarreados? para concentrarse en el lugar y recibir la correspondiente dosis de tamales y champurrado.

 

Que el desfile conmemorativo luci? su mejor cara ? dicen unos ? ya que se cont? con carros aleg?ricos que representaron los logros de la llamada 4T. Que raya en los excesos y en el culto a la figura del presidente ? dicen los otros ? el incluir? en la caravana a las pipas ?antihuachicol? de Pemex (compradas sin licitaci?n, por cierto), a los j?venes del programa ?Construyendo el Futuro? y hasta un grupo de adultos mayores, lo que constituye una burda manera ?de hacer propaganda gubernamental.

 

Podr?a continuar enunciando los enconados puntos de vista con los que – en las ?ltimas horas – se han dado vuelo Tirios y Troyanos; pero abonar a?n mas a una discusi?n sin fin, se antoja banal, por decir lo menos.

 

En uno de sus m?s conocidos aforismos, el destacado pol?tico, jurista, historiador y acad?mico, Jes?s Reyes Heroles, sentenci? que ?en pol?tica, la forma es fondo?. Esto bien lo sabe el gobernante mexicano en turno. La conmemoraci?n de la independencia fue el marco perfecto para mostrar al p?blico una serie de im?genes, s?mbolos y representaciones que, siendo simplemente formas, tuvieron como prop?sito extenderse al fondo; luego, a trav?s de una efectiva estrategia comunicacional, la idea de un ?cambio? (aunque ?ste haya sido ?nicamente en el protocolo) se enquist? en la percepci?n colectiva.

 

As?, el pasado fin de semana, pocos hablaron de la terrible inseguridad que tiene postrada a varias regiones del pa?s; del marginal crecimiento econ?mico que ara?a la recesi?n; de la p?rdida de empleos formales a lo largo y ancho de la naci?n; de los recortes presupuestales que ponen en vilo las finanzas de los estados y municipios; de los libros de texto gratuitos que no han sido entregados completamente; del desabasto en medicinas y la disminuci?n de los ingresos a pasantes de m?dicos y a enfermeras; de los altos costos que ha significado la cancelaci?n del NAICM o de la inviabilidad de la terminal a?rea en Santa Luc?a. No, hoy no es tiempo de reflexionar sobre la situaci?n real de M?xico; hoy se discute sobre vestidos, invitados, pasillos y canap?s; hoy se debate sobre las formas que trascienden al fondo; hoy lo dem?s, parece ser lo de menos. Ah? se los dejo para la reflexi?n.

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