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Aqu? en confianza

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Iv?n Garza Garc?a

 

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En sus Zapatos

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Se le conoce como el ?ngel de la independencia, aunque en realidad ?ngel no es. La representaci?n mitol?gica de la diosa Nike o victoria alada, desde hace m?s de un siglo se posa majestuosa en la avenida Reforma de la Ciudad de M?xico; la efigie, su columna y escalinatas se han convertido en un ?cono de la capital mexicana y lugar predilecto para la realizaci?n de celebraciones populares. Construido para conmemorar el centenario de la gesta que nos dio patria, el monumento resguarda los restos de los insurgentes. Hoy, el s?mbolo de la libertad luce una cara distinta. Tras los actos vand?licos de que fue objeto al inicio del fin de semana, una modesta tapia recorre su circunferencia; sobre las fr?giles l?minas de madera se ha colocado un list?n rosa como un recordatorio de la verdadera causa que motiv? el episodio; censurable para unos, plausible para otros.

 

Lo que sucedi? el viernes pasado es digno de comentarse. Bajo las consignas #NoMeCuidanMeViolan? y #ExigirJusticiaNoEsProvocaci?n, cientos de mujeres salieron a las calles para manifestarse en contra de la violencia de g?nero. El acto fue inicialmente? convocado en protesta por la presunta violaci?n de una joven a manos de cuatro polic?as. M?s tarde, las versiones del supuesto abuso ser?an desacreditadas; sin embargo, la gota hab?a ya desbordado el vaso.

 

Durante m?s de cinco horas, un nutrido grupo de mujeres embozadas da?aron diversos comercios; incendiaron la sede de la polic?a; destruyeron las instalaciones del Metrobus Insurgentes y realizaron pintas al hist?rico monumento al que antes me refer?, cuyas repercusiones patrimoniales aun no han sido cuantificadas.? Como si ?esto fuera poco, los hombres que se encontraban en el sitio, los que acudieron a la concentraci?n o aquellos que reporteaban en la zona, fueron agredidos por algunas de las reclamantes.

 

Debo aclararlo, con mis comentarios no pretendo abonar a la polarizaci?n de las posturas respecto a la marcha de marras y sus consecuencias. Entre los que condenan en?rgicamente la conducta de las manifestantes y aquellos que defienden a ultranza sus postulados, emerge la recurrente pregunta: ?el fin justifica los medios? Para atender ?ste cuestionamiento, pueden ser expresadas tantas respuestas como opiniones haya en relaci?n al tema. Sin embargo, ante la terrible realidad que viven las mujeres en nuestro pa?s, la diamantina rosa lanzada al Jefe de la polic?a, los cristales rotos y las innumerables pintas, parecen ser lo de menos.

 

M?s all? de los hechos ?cidamente cuestionados y la presumible intromisi?n de grupos an?rquicos, se esconden razones de peso que sirven de fundamento a la disidencia. De acuerdo a cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo de Seguridad P?blica, las denuncias por acoso, abuso y feminicidio se han disparado en los ?ltimos meses, lo que ha provocado que M?xico sea considerado como uno de los lugares m?s riesgosos de Am?rica Latina por lo que a seguridad de las mujeres se refiere. Ac?, son asesinadas en promedio tres de ellas cada d?a y, por lo menos, cuarenta y nueve sufren abuso sexual. Durante el primer semestre del a?o, el total de los feminicidios alcanz? la cifra de cuatrocientos setenta ?y, tan solo en el pasado mes, se registraron setenta y nueve v?ctimas fatales. Por su parte, de enero a junio se han contabilizado casi 14 mil denuncias por acoso y violaci?n; esto sin contar los casos de las mujeres que deciden guardar silencio, ya sea por miedo a su agresor o por no encontrar respaldo en las autoridades.

 

Los alarmantes datos que antes mencion?? se vieron opacados por los destrozos a la propiedad p?blica y privada, los cientos de memes y los miles de comentarios que circularon en forma indiscriminada en las redes sociales. Cierto, la mentada marcha se sali? de control, pero la violencia en contra de las mujeres no se revertir? a trav?s del repudio a los movimientos que ellas encabezan, como tampoco se obtendr?n los resultados pretendidos mediante generalizaciones (todos los hombres son iguales) y atropellos.

 

Aqu? con confianza, cada quien merece tener su punto de vista; seg?n el criterio individual, podemos reprochar o aplaudir el comportamiento de las mujeres que ? en un acto de desesperaci?n ? tomaron las calles para exigir seguridad. Lo cierto es que el pasado viernes se logr? la visibilizaci?n de una cruda verdad y esto, indudablemente, significa un notorio avance. Por supuesto, no justifico el uso de agresiones aunque en el fondo exista un justo reclamo. Repruebo las conductas vand?licas que buscan encontrar sustento en una lucha genuina; pero de haber sido ustedes, Martha, Nuria, Dora Alicia o Regina, tambi?n har?a retumbar mi voz a todo pulm?n y en cada rinc?n, hasta garantizar el ejercicio del leg?timo derecho a la verdad, ?la justicia y la no repetici?n.? Aunque no nos calcen, tratemos de ponernos en sus zapatos. Ah? se los dejo para la reflexi?n.

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