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Aqu? en confianza

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Iv?n Garza Garc?a

 

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Dumping? II ; desde China con amor

 

 

El d?a de hoy los medios de comunicaci?n dar?n cuenta de lo ocurrido durante la visita del Presidente L?pez Obrador a tierras coahuiltecas. Mientras esto escribo, seguramente ?estar?n afin?ndose los preparativos para la recepci?n del mandatario y su traslado hasta las instalaciones del 69 Batall?n de Infanter?a en Saltillo, donde habr? de conmemorarse el D?a del Ej?rcito.? El tabasque?o llega a este pedazo de M?xico en medio de la incertidumbre generada por ? al menos ? tres grandes temas: los recortes presupuestales a la entidad, principalmente por lo que hace a los recursos del FORTASEG (en pr?ximas entregas habr? de referirme a ello); las cuantiosas p?rdidas que han sufrido los productores de la Regi?n Carbon?fera ante la disminuci?n de las compras de carb?n por parte de la CFE ?y la supresi?n a la salvaguarda del 15 por ciento a la importaci?n del acero proveniente de Estados Unidos y los pa?ses con los cuales el nuestro no tiene acuerdos comerciales.

 

La semana pasada, en este mismo espacio, hice hincapi? en la cat?strofe econ?mica que se avecina y que podr?a llegar a materializarse de no poner un freno inmediato a la importaci?n de acero, principalmente aquel que nos llega de China. ??Alarmista! me llam? un viejo amigo despu?s de leer con atenci?n (eso espero) la columna de marras; m?s tarde, me hizo la pregunta que cualquier persona en su sano juicio podr?a plantearse: ??por que el acero chino es m?s barato que el mexicano??, y remat? su perorata diciendo: ?si nuestro pa?s quiere competir con China, pues que disminuya el costo del material, y ya?.? Las palabras finales del planteamiento que antes cit? me recordaron el ?ltimo mon?logo del extraordinario comediante regiomontano (por adopci?n), Franco Escamilla, cuyo t?tulo es precisamente ?Y ya?. En efecto, la soluci?n a la problem?tica acerera puede antojare sencilla, pero no lo es (ni poquito).

 

Tratar? de explicarme.

 

Supongamos que una persona acude a un centro comercial con la intenci?n de comprar un par de zapatos y, finalmente, se decide por el modelo y color que es de su agrado; en una tienda, el costo del calzado de su elecci?n es de 500 pesos, mientras que en otra el precio del mismo producto es de 250. Obviamente, el comprador preferir? adquirir los zapatos al menor costo, por lo que en forma directa habr? de beneficiarse con el ahorro. Bajo esta l?gica, el Gobierno de la Rep?blica decidi? no renovar los aranceles a la importaci?n de metales: si podemos comprar barato, aunque el acero venga de china, el consumidor final se ver? favorecido.? Ah? es donde radica el grave error y, para evidenciarlo, es necesario responder a la pregunta que me hizo aquel amigo.

 

Partamos de una afirmaci?n irrefutable: la competencia entre las industrias sider?rgicas mexicana y china es pr?cticamente imposible. Para empezar, el Gobierno chino controla y subsidia a sus empresas; es decir, all? las autoridades deciden cuanto cuesta producir. Lo que les interesa es ampliar los mercados, aunque ello implique p?rdidas econ?micas. Dicho de otra forma, como el costo de la producci?n del acero est? subsidiado, los chinos son capaces de venderlo por debajo del precio internacional, lo que genera pr?cticas de comercio desleal. Otro aspecto a considerar es el relativo a los derechos laborales de los empleados pertenecientes al sector. En las tierras de Mao Tse Tung el salario promedio de un obrero de la industria sider?rgica es de 400 d?lares al mes (menos de 10 mil pesos), esto sin contar con los descuentos por seguridad social y pensiones; mientras que en nuestro pa?s un empleado de similar nivel percibe alrededor de 25 mil pesos mensuales. Para acabarla de amolar, China consume menos de la mitad del acero que produce; de ah? que les resulte indispensable colocar sus productos en otras latitudes y al precio que sea.

 

Ante tales circunstancias, no es casualidad que en los ?ltimos cinco a?os el pa?s del sol naciente haya sido objeto de casi trescientas denuncias? internacionales por dumping. Las cuestionables pr?cticas de comercializaci?n han permitido a los chinos crecer exponencialmente; en tan solo 16 a?os la naci?n oriental increment? su exportaci?n de acero l?quido de 100 mil a 9.4 millones de toneladas al a?o.

 

Aqu? en confianza, la aplicaci?n de aranceles es un mecanismo de protecci?n a la industria nacional; eliminarlos de un plumazo significa la inminente cancelaci?n de miles de empleos. Seamos claros, los despidos masivos nos perjudican a todos en forma directa o indirecta; tarde o temprano. ?Ser? necesario que de nueva cuenta la gente salga a las calles a marchar para defender el acero mexicano, como sucedi? en junio de 2015? Es pregunta.

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