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Aquí en confianza

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Iván Garza García

 

 

Mundial en Qatar, ¿y los Derechos Humanos?

 

 

Tras volver de una conmoción producida por un terrible golpe en la cabeza, ella utilizó sus primeras palabras pidiendo con cierta urgencia que encendieran la televisión para ver a sus Guerreros del Santos Laguna. Con casi 82 primaveritas a cuestas, disfruta como pocos del juego de las patadas; de hecho, no he escuchado mentadas de madre más dulces que las que salen de su boca cuando un árbitro – conforme a su sorprendente conocimiento – comete una injusticia en contra de la oncena de sus amores. Futbolera y preguntona como lo es, mi amable y única lectora seguramente aún cuestiona por que la edición 2022 de la Copa Mundial de Futbol se celebra en Qatar, país en el que – por cierto – pocos practican tal disciplina. La respuesta a la pregunta de la octogenaria dama dejó de ser un misterio, si es que alguna vez lo fue. Como todo, el asunto se arregló a puños. Pero no piense usted que hubo que llegar a los golpes para el efecto deseado; los puños, sin embargo, fueron de billetes verdes; carretadas de ellos presuntamente se entregaron sin pudor a distinguidos miembros de la FIFA, para que estos accedieran a que la acaudalada nación petrolera fuera el escenario del mentado evento deportivo.

 

Al respecto, dicen los enterados que la “venta” del Mundial se pactó desde hace doce años. El inimaginable poder económico del Jeque Tamin Bin Hamad Al Thani, cuya familia es dueña de la pequeña península bañada por las aguas del Golfo Pérsico, logró debilitar la conciencia de varios de los hombres de pantalón largo, esos que ponen y disponen en el bien llamado deporte más hermoso del mundo; al menos, sin duda, el que más pasiones levanta. Así, Qatar fue elegido – con polémica y todo – como sede del Mundial. Lo que los directivos no consideraron es que en aquel país los Derechos Humanos son poco menos que letra muerta. Para empezar, se requirió construir estadios, hoteles, restaurantes, centros comerciales y toda la infraestructura necesaria para recibir a jugadores, técnicos, familias y aficionados; para ello, hubo que contratar mano de obra barata y con ese propósito se utilizaron los servicios de millares de inmigrantes, mismos que fueron víctimas de una forma moderna de esclavitud a través del sistema laboral conocido como Kafala. Al momento, ninguna autoridad qatarí ha respondido por los más de 6500 obreros que perdieron la vida mientras trabajaban a temperaturas extremadamente altas y vivían en condiciones de hacinamiento. Por otro lado, mientras que actualmente se realizan esfuerzos importantes para impulsar el futbol femenil en prácticamente todos los rincones, en Qatar las mujeres no pueden practicar deporte alguno; vamos, su opinión ni siquiera es tomada cuenta. Ellas no pasan de ser entes tutelados que precisan permiso de un hombre para casarse, estudiar, viajar al extranjero, trabajar o incluso para recibir servicios de salud reproductiva. Como si lo anterior fuera poco, agregue usted a la cuenta que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son consideradas como un delito. La homosexualidad en aquel territorio no solamente es criticada con dureza, las personas son severamente castigadas tan solo por sus preferencias. De la independencia de la prensa, mejor ni hablamos.

 

Aquí en confianza, si algo no existe en Qatar son libertades, pero hay dinero, mucho dinero; al menos el suficiente para comprar voluntades y hacerse con la sede de la justa deportiva internacional de mayor trascendencia. Tal parece que el respeto a los derechos que se han ganado incluso con dolor y muerte es relegado a segundo término cuando el poderoso caballero don dinero aparece en escena con su influjo corruptor.   No habrá de pasar tanto tiempo para que un turista extranjero (posiblemente mexicano) sienta el rigor de la ley qatarí y tenga que ir a calentar cemento durante algunos días. Por lo pronto, el llamado Mundial de la vergüenza ya dio inicio; Doña Martha sigue mostrando el entripado de antología que le causó la ausencia del cancerbero de Dios, Carlos Acevedo, en la lista final del “Tata” Martino; el equipo de casa debutó en el certamen con un empate con sabor a triunfo ante el combinado de Polonia, al tiempo que los pamboleros mexas todos posamos la vista en el cielo y soñamos una vez más con el nunca llegado quinto partido.  ¿Y los Derechos Humanos, apá? Ahí se los dejo para la reflexión.

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