Home OPINIÓN Aquí en confianza
Aquí en confianza

Aquí en confianza

0
0

 

Iván Garza García

 

 

¿Y de regalo? Un presupuesto

 

 

Dos piñatas simbólicas sirvieron para festejar por todo lo alto la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2022 y, con ello, concluyeron las sesiones en las que tuvo verificativo el ya clásico rifirrafe anual en torno a la manera en que serán gastados los dineros del pueblo mexicano.

 

Se consumó el  ya pronosticado mayoriteo. Las y los diputados del partido oficial y sus aliados, haciendo uso de la ficción jurídica de la sobrerrepresentación, decidieron eludir la encomienda constitucional de revisar a detalle el proyecto presupuestal elaborado y enviado por el titular del Ejecutivo, para hacerlo suyo y votarlo sin siquiera modificar una coma en su contenido.

 

Que el poder limite al poder para evitar la tiranía; esa es la idea fundatoria del principio de división de poderes, impulsado en la obra El espíritu de las leyes, por el Barón de Montesquieu;  pensamiento que fue antes promovido por el llamado padre del liberalismo clásico, el inglés John Locke. Pero en mi México “dioro”, el concepto de contrapesos entre los órganos constituidos nomás no termina por cuajar.

 

Acá, la indicación remitida desde la oficina principal del Palacio Nacional fue precisa y había que acatarla; de poco sirvieron las mil 994 propuestas presentadas por los partidos de oposición para transformar el proyecto de reparto de recursos con el propósito de hacerlo más equitativo. La visión contraria fue ignorada mientras que la “cerrazón” inundó el ya de por sí contaminado ambiente; se renunció al análisis, al diálogo, a la negociación y a la toma de acuerdos por el bien del país. La enseñanza es del todo clara: el presupuesto es uno y es del Presidente; lo demás, significa tan solo un trámite burocrático.

 

Tras 45 horas de dimes y diretes se aprobó – por mayoría – que los 7 billones 88 mil millones que pertenecen a “Juan Pueblo” serían erogados tal y como lo propuso originalmente el mandatario nacional. Los debates fueron acalorados (no podían ser de otro modo), pero la saliva se gasto en vano.  Como era de esperarse, casi 45 por ciento del presupuesto será destinado a los programas sociales como el de becas del bienestar, adultos mayores y sembrando vidas. Por otro lado, la partida de infraestructura será direccionada principalmente para los proyectos del Tren Maya, refinería de Dos Bocas, aeropuerto de Santa Lucía y programa integral del Istmo de Tehuantepec. Y como ser autónomos cuesta y mucho, se hicieron efectivas las amenazas de recortar el presupuesto que corresponde al INE y al Poder Judicial de la Federación, órganos que – en conjunto – dejaran de recibir casi 8 mil millones de pesos para su funcionamiento.

 

Por su parte, las entidades federativas fueron también abandonadas a su suerte, siendo Coahuila uno de los estados más castigados. Si bien, en esta tierra se ha mostrado un esfuerzo en materia de disciplina financiera y el Administrador Fiscal, Javier Díaz, ha declarado que los ingresos propios se incrementaron 25 por ciento respecto al año anterior, el también olímpico mexicano aclaró que los dineros captados no compensan el impacto causado por el tremendo recorte a las participaciones y aportaciones federales.

 

Aquí en confianza, el gobernante en turno elogió vía Twitter a los legisladores de su partido diciéndoles que podían ir “a dormir con la conciencia tranquila” (por supuesto, una vez que su indicación fue ejecutada a cabalidad). Y aunque el coordinador de Morena, Ignacio Mier, se empeñó en afirmar lo contrario, algunos de sus correligionarios aseguraron sin tantita pena que el presupuesto de egresos así aprobado era un regalo de cumpleaños para el Presidente López Obrador. Si a eso se reduce un proyecto que en esencia debería encontrarse encaminado a proporcionar bienestar a las y los mexicanos; entonces, aunque no estuviera presente el “niño de la piñata”, las consignas lanzadas desde la tribuna por quienes nos representan en la Cámara de Diputados sonaron igual que las tradicionales mañanitas y el Palacio Legislativo de San Lázaro fungió como un enorme salón de fiestas. La pregunta ahora es: después de cuatro días de discusión estéril convertida en una celebración cumpleañera, ¿quién se quedará a levantar el “tiradero”? Ahí se los dejo para la reflexión.

 

P.S. El siempre confiable distractor vendrá en forma de vacuna. Al tiempo.

DEJE SU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *