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Aquí en confianza

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Iván Garza García

 

Dos noticias; la buena y la mala

 

 

Sin soslayar la tragedia que se vive en nuestro país por el desplome de dos vagones pertenecientes a la línea doce el metro de la CDMX, respecto a la cual ya tendré oportunidad de hacer comentarios, en esta ocasión utilizaré el espacio para abordar dos noticias. Cual si se tratase de una plática habitual entre este improvisado columnista y su única lectora, preguntaría a la amable dama cual de las dos prefiere  que suelte primero, la buena o la mala; sin embargo, por razón de método, seré yo quien defina el orden.

 

La buena. Contra todo pronostico, dadas las consecuencias económicas producidas por la inmisericorde pandemia, nuestra entidad vuelve a colocarse a la vanguardia en materia de atracción de inversión extranjera y generación de empleos. Así, mientras en otras latitudes aún se resienten los estragos financieros derivados del distanciamiento social, acá otro gallo nos canta, mostrando con ello un promisorio amanecer.

 

Hablar de General Motors es aludir a un referente de la industria automotriz, principalmente en la región sureste de nuestra patria chica. Tras una presencia de cuarenta años en Ramos Arizpe, la compañía anunció un nuevo proyecto para el desarrollo del complejo ubicado en las tierras que vieron nacer al padre del federalismo. Se trata de una moderna planta de pintara que se edifica en un terreno de 85 mil metros cuadrados y que iniciará labores en el próximo mes de junio. Con ese propósito, GM destinó la friolera de mil millones de dólares; recursos que también serán utilizados en la preparación de las instalaciones para la producción de vehículos eléctricos. Según lo declarado por Francisco Garza, Director de General Motors México, se tiene contemplado el incremento de la plantilla laboral en – por lo menos – un turno adicional a los dos que funcionan actualmente en la mencionada armadora.

 

Sin duda, el  importante anuncio es una bocanada de aire fresco y refleja las resultas de una administración estatal exitosa; pero no todo es miel sobre hojuelas y siempre habrá un prietito en el arroz (aunque tal referencia parezca autogol).

 

La mala. Una parte del complejo Ramos Arizpe de la citada empresa estaría entrando en paro técnico en próximas fechas; es decir, luego de la noticia de la mega inversión, la factoría de marras se vería obligada a suspender algunas de sus actividades. La razón: la escases de chips; y  no me refiero a las riquísimas botanas saturadas de sal y calorías, sino a los componentes y semiconductores utilizados para la electromovilidad de los vehículos y que también resultan indispensables para el adecuado funcionamiento de teléfonos, computadoras personales, tabletas y consolas de videojuegos, por mencionar solo algunos ejemplos.

 

El inquietante fenómeno tiene alcances en todo el orbe; hasta el momento, Apple, Samsung, Xiaomi, PlayStation, Volvo, Toyota, Honda y Hyundai, son algunas de las compañías que han suspendido la fabricación de sus productos o postergado nuevos lanzamientos debido a la falta de chips. La verdad es que los mentados dispositivos están prácticamente en todo; desde los vidrios eléctricos de un auto hasta en la producción de imágenes de un juego de video; por su parte, los semiconductores  pueden encontrarse en aparatos tan comunes como una cafetera o una lavadora, pues son la base que acoge a los transistores, sensores y otros elementos.

 

Luego,  surge el infaltable cuestionamiento, ¿Por qué hasta ahora se verifica la disminución en el suministro de chips y semiconductores? Para aquellos ilusos y optimistas que piensen que el COVID – 19 provoca únicamente afectaciones a la salud y que el mal está controlado, permítanme aclarar que el desabasto de los referidos elementos y su terrible impacto económico tiene su origen precisamente en la pandemia por el coronavirus; pues, en la medida que aumentó en el uso de teléfonos inteligentes, sensores, memorias, tabletas y ordenadores para ser empleados en el teletrabajo o como medio de distracción ante el confinamiento, los fabricantes de estos productos se dedicaron a satisfacer tal demanda desviando a otros sectores los componentes necesarios en la industria automotriz.

 

Como si lo anterior fuera poco, el incremento en la demanda de chips y semiconductores, así como el alza en los costos de las materias primas para su fabricación, elevarán los precios de los componentes y, por ende, el de los productos donde estos son utilizados. Dicho de otra forma, a las recortes en la producción y los inminentes paros técnicos en la industria automotriz y otras ramas, habrá que sumar el encarecimiento de los productos, lo que irremediablemente impactará en el consumo y vendrá a asestar un nuevo golpe a la ya de por sí menguada economía mundial.

 

Aquí en confianza, ¿puede algo tan pequeño generar un caos de tales magnitudes? Quienes me conocen sabrán que para proteger para mi integridad física y emocional tendré que abstenerme de responder esa pregunta. Por lo pronto, bienvenida la nueva inversión a Coahuila.

 

 

 

 

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