ALBERTO BOARDMAN
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El peso de las palabras.
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Nada dura siempre, incontables aseveraciones han modificado su vigencia con el paso del tiempo. Por ejemplo, el tan socorrido dicho popular: ?A las palabras se las lleva el viento?, hoy, en la era de la comunicaci?n digital, ha terminado por ser negado m?s de tres veces. Actualmente, las palabras han echado ra?ces a golpes de teclas y difusi?n, y m?s que ser transportadas por cualquier ventisca, son capaces de crear por s? mismas el m?s violento torbellino capaz de destruir lo que se les ponga en frente.
El peso de las palabras es incuestionable. Ah? est? una larga lista de figuras que con un solo vocablo mal empleado, han perdido todo en apenas unos cuantos minutos. Como ejemplo reciente, el caso del maestro Pedro Salmer?n y el desliz de haber infravalorado una palabra tan en?rgica y s?lida como: ?valientes?.
Sin embargo hay otras cosas que no cambian, como la cacer?a de brujas. Si la imprenta fue el primer medio a trav?s del cual se logr? difundir lo que el com?n social daba por un hecho cierto, aunque no lo fuera, (como el caso del famoso ?Malleus Maleficarum? o Martillo de las Brujas, que durante muchos a?os fue recetario para se?alar candidatos a la tortura), hoy las redes sociales y los diversos medios digitales de interacci?n social, se encargan de ser acusador, juez y hasta la propia hoguera. Incluso, hay quienes en su infinita ignorancia hasta manipulan lo dicho, poniendo palabras donde no las hay; volviendo al caso de Salmer?n, escuch? el comentario de alguien que se atrevi? a cambiar ?valientes? por ?h?roes?, cuando existe una diferencia radical en el concepto.
En fin, la lecci?n es aprender a valorar la solidez de las palabras, ya sean dichas o escritas. Y eso me recuerda un excelente cuento de Jeffrey Ford, titulado ?El peso de las palabras? con una interesante teor?a de la sublimaci?n. Dif?cil de conseguir en impreso, pero accesible por Internet. Totalmente recomendable.
Los fil?sofos siguen tan vigentes como siempre, bien dec?a S?focles: ?Una palabra es suficiente para hacer o deshacer la fortuna de un hombre?.
Somos lo que hemos le?do y esta es, palabra de lector.