Huracán Alex quince años de una huella imborrable para damnificados de la colonia Rovirosa
Luis Carmona | Factor
NUEVA ROSITA,COAH.- El joven Francisco Emmanuel Rodríguez Alvarado es conocido por muchas personas como un hombre multifacético y trabajador de un carácter amable, divertido y servicial con la comunidad en general.
Pero pocos saben del terrible trauma que pasó hace 15 años cuando los remanentes del huaracan “Alex” provocaron la creciente del río Álamos y quedara damnificado junto a su familia en la colonia Rovirosa.
Con un semblante serio al recordar episodios tristes pero de unión entre una comunidad que dio frente a las adversidades con la mejor calma y disposición de colaborar con las autoridades gubernamentales para salir adelante.
Francisco dijo que estaba en misa en la parroquia de la popular colonia, cuando seha pin empezaron a escuchar los rumores que venía una creciente del río y la mayoría de sus vecinos no creyeron hasta que el agua estaba casi alcanzado los talones, cuando de última minuto emprendieron la huida corriendo.
“Así literal salí junto con mi familia corriendo con el agua encima y gracias a Dios no tuve pérdidas humanas pero la corriente se llevó todo de mi casa y fue una experiencia devastadora para todos, porque nadie está preparado para perder su patrimonio durante un fenómeno de la naturaleza”.
Recordó que en la primera cresta de agua, la corriente arrasó con todos los muebles de su casa y entre el fango intento recuperar algo de sus pertenencias pero quedaron inservibles y fue inútil lamentarse porque una segunda venida de agua amenazaba con llegar a la colonia Rovirosa.
Al dia siguiente la inundación fue el doble de devastadora dejando a 300 familias damnificadas en Nueva Rosita y colapsados los sistemas básicos de agua y luz en la Región Carbonífera, activando un estado de contingencia.
Francisco dijo que fue a pasar un par de días con su familia a casas de parientes pero después arrendaron una casa para tratar de rreponerse de la pérdida material pero fueron días estresantes de entrañables deseos de tener todo en el menor tiempo.
“La verdad no hubo tiempo de llorar y lamentarse, porque todos en mi casa queríamos comprar casa y muebles en el menor tiempo posible pero después de la resignación vino la ayuda del gobierno del Estado con la dotación de enseres domésticos y colaboración a nivel nacional de organismos que respaldaron a los damnificados”.
La reubicación a la colonia Maseca fue un respiro para todas las familias damnificadas desesperadas por tener un lugar digno en donde vivir, pero el nuevo hogar no tenía la infraestructura tradicional o acostumbrada de la Rovirosa y sobre todo el ambiente de fiesta que se respiraba antes de la creciente del río Alamos por los remanentes del huracán Alex.
Finalmente Francisco agradeció a Dios la oportunidad de retomar una nueva vida lejos de casa pero con la fortaleza de superar una contingencia que puso de cabeza a la región allá por el año 2010.
