Con gol de Raúl Jiménez tras gran asistencia del joven Gilberto Mora, el Tri superó 1-0 una dura semifinal marcada por la intensidad y la fricción
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CIUDAD DE MÉXICO.- La Selección Mexicana está de regreso en la Final de la Copa Oro. Con una actuación sobria y efectiva, el Tri venció 1-0 a Honduras en una semifinal cargada de tensión física, empujones, y una rivalidad que, como siempre, se sintió desde el primer minuto.
El partido, disputado en el Levi’s Stadium de Santa Clara, tuvo un arranque polémico: un balón que salió del campo terminó en manos de Guillermo Ochoa, quien estaba en la banca. El hondureño Romell Quioto lo empujó y provocó un conato de bronca que calentó el ambiente apenas iniciado el encuentro.
Como es habitual en este tipo de duelos, Honduras ofreció resistencia física y mental, generando peligro sobre todo en la primera mitad, en la que el arquero Julio González tuvo que intervenir para mantener el cero.
El gol de la diferencia
El único gol del encuentro llegó en el segundo tiempo y fue producto del desequilibrio que puede marcar una diferencia. A los 50 minutos, el juvenil Gilberto Mora, con apenas 16 años, rompió líneas con una gran jugada individual y filtró un pase preciso para Raúl Jiménez, quien definió de primera, cruzado y con potencia, para vencer al hasta entonces impecable Menjívar.
Ese gol bastó para sellar el pase del Tri a la gran final, donde se medirá a Estados Unidos, que más temprano había eliminado a Guatemala.
Una victoria trabajada
México no necesitó brillo, pero sí orden, paciencia y firmeza para controlar el ímpetu hondureño y sostener la ventaja en el segundo tiempo. El equipo de Jaime Lozano supo cerrar espacios y aguantar la presión rival en los minutos finales.
Con esta victoria, el Tri mantiene viva la esperanza de volver a levantar el título continental, esta vez ante su eterno rival. La final está programada para el próximo domingo.
