
FACTOR
CIUDAD DE GUATEMALA.– Mexicano por nacimiento, guatemalteco por convicción. Así puede definirse hoy la historia de Luis Fernando Tena, el estratega que ha devuelto la ilusión a todo un país al llevar a la selección nacional de Guatemala a las semifinales de la Copa Oro 2025, algo que no ocurría desde 1996.
Casi tres décadas después de aquella eliminación ante México con un solitario gol de Cuauhtémoc Blanco en San Diego, la escuadra chapina ha vuelto a instalarse entre los cuatro mejores del torneo regional, esta vez de la mano de un técnico que ha sabido construir no solo un equipo competitivo, sino también un grupo humano con identidad y propósito.
Un proyecto de convicción, no de casualidad
Cuando Tena asumió el cargo en diciembre de 2021, no lo hizo por necesidad ni presión. A sus 67 años, ya lo había ganado todo que debía ganar: medalla de oro olímpica en Londres 2012, múltiples títulos de liga, y el respeto unánime del fútbol mexicano. Pero su llegada a Guatemala representaba algo diferente: un reto personal, un proyecto desde la raíz.
“Este ha sido uno de los retos más grandes en mi carrera. No vine solo a entrenar futbolistas, vine a formar personas, a sembrar valores, orden y profesionalismo”, ha declarado en múltiples ocasiones.
Y ese cambio es tangible dentro y fuera de la cancha.
Una transformación futbolística y cultural
Guatemala no solo ha mejorado sus resultados, sino también su estilo. La selección ha pasado de un fútbol rudimentario, basado en el pelotazo y la fricción, a un juego más inteligente, ordenado y propositivo.
El presidente de la Federación Nacional de Fútbol, Gerardo Páiz, lo resume así:
“Antes jugábamos al pelotazo, metíamos mucha patada. Ahora tenemos una Selección ordenada, que sabe construir desde atrás. El profe Tena nos cambió la mentalidad”.
La renovación ha sido completa. Tena ha promovido nuevas generaciones, reforzado la disciplina y potenciado el talento local, todo con una filosofía clara: competir con dignidad y convicción.
Una nación rendida a sus pies
Más allá de los logros deportivos, Luis Fernando Tena ha logrado algo aún más importante: ganarse el corazón de 18 millones de guatemaltecos. Su compromiso con el país, su respeto por la cultura local y su carácter humilde lo han convertido en un símbolo de esperanza para una afición ávida de gloria.
“Jamás me he arrepentido de venir a Guatemala, al contrario. Ha sido mejor de lo que imaginé cuando tomé aquel vuelo. Quiero quedarme mucho tiempo aquí”, dijo emocionado tras sellar el boleto a semifinales, donde su equipo enfrentará a Estados Unidos en busca de una histórica final.
El legado en construcción
Luis Fernando Tena ya escribió su nombre en letras doradas en la historia del fútbol mexicano. Ahora, está forjando una nueva epopeya en Centroamérica. Su mayor objetivo: llevar a Guatemala, por primera vez en su historia, a una Copa del Mundo.
Ganar la Copa Oro 2025 sería la cúspide de un proceso que ha unido a un país, ha transformado a una selección y ha probado, una vez más, que el fútbol es mucho más que un juego: es un vehículo de sueños, identidad y transformación.