FACTOR
CIUDAD DE MÉXICO.- Tras el duro golpe de la eliminación frente a Mineros de Zacatecas, Nicolás Larcamón y su Cruz Azul mostraron señales de vida. En un duelo que fue algo más que un simple compromiso de pretemporada, La Máquina venció con autoridad 2-0 a Santos Laguna y se quedó con el tercer lugar de la Copa por el Bienestar 2025, un resultado que representa mucho más que una medalla simbólica: es el primer paso firme hacia una temporada que se anticipa exigente.
La victoria no solo sirvió para cerrar con dignidad el torneo, sino para demostrar que el equipo aprende de sus errores. A diferencia del desorden y las concesiones defensivas que marcaron la derrota frente a Mineros, esta vez Cruz Azul fue un equipo sólido, concentrado y con una propuesta clara desde el inicio.
Un equipo más equilibrado: presión alta y efectividad
Desde el arranque, el cuadro celeste mostró una versión más organizada y proactiva. Al minuto 26, una jugada de construcción colectiva fue clave para abrir el marcador: Giorgos Giakoumakis filtró un pase preciso para Mateusz Bogusz, quien desbordó por izquierda y, con un servicio raso al área, provocó el autogol del defensor Juan Pablo Tejeda, que terminó desviando el balón a su propia portería.
Lejos de conformarse, Cruz Azul mantuvo la intensidad y encontró el segundo gol solo seis minutos más tarde. Bogusz volvió a ser determinante, ahora con una asistencia medida para Amaury García, quien disparó con decisión desde fuera del área. Su tiro rasante y esquinado venció al arquero Holguín y puso el 2-0 definitivo.
Con el resultado a favor, La Máquina manejó los tiempos del partido con madurez, cerró espacios y controló la posesión, neutralizando por completo cualquier intento de reacción por parte de Santos.
Un paso al frente tras el tropiezo ante Mineros
El duelo frente a Mineros había dejado más preguntas que respuestas: una ventaja dilapidada en los minutos finales, errores defensivos graves y una caída por penales que expuso carencias mentales y tácticas. Sin embargo, Larcamón no se quedó de brazos cruzados.
La respuesta fue inmediata. Contra Santos, ajustó la alineación, reforzó el mediocampo, dio mayor libertad a Bogusz como generador y logró una defensa más compacta. El resultado fue un equipo más reconocible, menos dependiente de individualidades y capaz de mantener el control del juego durante los 90 minutos.
Más allá del marcador, lo mostrado fue un síntoma de progreso colectivo. Larcamón demostró que está dispuesto a tomar decisiones duras y corregir el rumbo, algo indispensable si Cruz Azul aspira a ser protagonista en el Apertura 2025.
Un cierre positivo para una pretemporada irregular
Si bien la Copa por el Bienestar es un torneo de preparación, su importancia va más allá del trofeo. Para un equipo como Cruz Azul, que viene arrastrando altibajos en los últimos torneos, cada partido sirve como termómetro del trabajo interno, del compromiso de los jugadores y de la evolución del proyecto bajo Larcamón.
La victoria frente a Santos no borra los errores previos, pero sí entrega una dosis de confianza en el momento justo. Con el arranque del Apertura a la vuelta de la esquina, Cruz Azul parece haber encontrado el tono adecuado, al menos en lo anímico y estructural.
Lo que sigue para La Máquina
Ahora, con el torneo oficial en puerta, el reto será sostener y consolidar esta versión de Cruz Azul. La exigencia será constante, y los márgenes de error, mucho más pequeños. Pero si algo quedó claro en esta Copa es que Larcamón y su equipo han aprendido de los tropiezos recientes y están dispuestos a pelear con seriedad.
La Máquina no está lista del todo, pero ya está en marcha.
