El desgarrador clamor de una madre por su hija desaparecida

Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – «Ya amaneció y sin palabras tengo mi mente», así comienza la angustiosa publicación de Dulce Belén Márquez, madre de Jimena Medina, una joven de 17 años de la colonia Santo Domingo que se encuentra desaparecida desde las primeras horas del domingo 10 de noviembre. La desesperación y el desasosiego se reflejan en cada palabra que Dulce comparte en su muro de Facebook, mientras clama por la pronta aparición de su hija. Su mensaje es un grito de dolor, un llamado lleno de esperanza y de una fe inquebrantable que la impulsa a mantenerse fuerte en medio de la incertidumbre y el miedo.
«¿Cómo creen que a estas horas me siento ustedes que están viendo estas palabras y tienen a mi hija? Les pregunto, ¿cuál daño mi hija les causó? ¿Por qué ese odio hacia ella, por qué ese coraje?», continúa Dulce en su publicación, intentando encontrar respuestas para una situación tan inexplicable como desgarradora. Jimena, una joven llena de sueños y aspiraciones, cursaba sus estudios y trabajaba para apoyar a su familia. Su madre cuenta que, aunque su situación económica limitaba algunos de sus sueños, Jimena nunca dejó de luchar. «Es una jovencita con muchos sueños», dice, reflejando con ternura el orgullo que siente por su hija y la admiración por su perseverancia.
Dulce describe los interminables momentos de espera, la incertidumbre que consume, la noche y el día mezclándose sin tregua mientras vela, esperando con desesperación una señal, cualquier indicio que la acerque a su hija. «Pónganse en mi lugar, estar velando por donde llegará mi niña», expresa en su mensaje, apelando al corazón de aquellos que podrían saber algo, que podrían ser la clave para devolverle a su hija. En medio de su dolor, su fe se mantiene firme. Asegura que confía en «un Dios vivo», convencida de que su fe la sostendrá en este calvario.
«No entiendo cómo es posible que tantos días tengan a mi niña», añade con una mezcla de incomprensión y resignación, lanzando sus palabras al vacío, esperando que alguien las escuche, que alguien se conmueva. «Aun así, Dios los ama, Dios los bendice, pido por sus almas, Dios me los bendiga grandemente donde sea que tengan a mi hija», escribe, mostrando una fuerza casi sobrehumana al desear el bien a quienes podrían tener información sobre el paradero de Jimena. Con una ternura infinita y una fe irrompible, Dulce cubre a cada uno de ellos con la “sangre de Cristo, de cabeza a pies”, en un acto de amor y protección, una oración que sale de lo más profundo de su alma.
El caso de Jimena y la valentía de su madre han conmovido a la comunidad. Las personas cercanas y desconocidos se han unido en un esfuerzo colectivo por compartir la fotografía de Jimena, distribuir información y mantenerse alerta. La fuerza de Dulce y su fe han tocado a muchos, quienes también se suman en oración y esperanza, rogando que la joven regrese a casa sana y salva. Este desgarrador llamado de Dulce es un recordatorio de la fortaleza y el amor incondicional de una madre. Mientras ella sigue esperando, con el corazón roto y la esperanza intacta, su mensaje resuena en cada rincón de la comunidad, pidiendo empatía, humanidad, y, sobre todo, justicia para una joven que merece cumplir sus sueños, que merece volver a los brazos de su madre.