
“Nuevas generaciones buscan sanar; unir lo que no rompieron”: Carlos Zapata
Por: Cristina Flores Cepeda
Sabinas, Coahuila. – Carlos Zapata, mejor conocido como «Charlie», es un joven conferencista de 26 años que ha hecho de su vida un verdadero testimonio de superación y resiliencia. Tras haber enfrentado situaciones extremadamente difíciles, como el abuso de sustancias y la vida en las calles, Charlie logró dar un giro radical a su existencia con la ayuda de la terapia. Hoy, no solo ha recuperado el control de su vida, sino que también se ha convertido en una fuente de inspiración y apoyo para aquellos que, como él, buscan un camino hacia la redención.
Su trabajo se centra en la salud mental y la prevención de conductas de riesgo, especialmente en poblaciones vulnerables. Uno de los grupos con los que colabora estrechamente son los jóvenes privados de su libertad. A través de su experiencia personal, Charlie entiende lo que significa estar al borde del abismo, y por eso brinda a estos jóvenes las herramientas necesarias para mejorar su salud mental y replantear su futuro.
«Yo solo soy un ser humano más», dice modestamente Charlie, aunque su labor va mucho más allá de lo que muchos estarían dispuestos a hacer. Trabajar con personas privadas de su libertad, jóvenes que han vivido circunstancias difíciles y que se encuentran en conflicto con la sociedad, es un desafío que pocos enfrentan de manera genuina. Para Charlie, el hecho de haber venido también de un contexto vulnerable le da una perspectiva única. “Generalmente se trabaja desde el privilegio, pero cuando vienes de esos mismos lugares, hay un impacto mayor”.
Charlie se ve a sí mismo como un representante de la «banda joven» de México, un joven promedio que ha vivido y sobrevivido a las realidades que muchos prefieren ignorar. En sus conferencias, comparte un mensaje poderoso: los jóvenes necesitan ser escuchados y validados. «A veces creemos, y si los adultos se ponen a pensar, ustedes también necesitaron que alguien estuviera cerca para validar sus emociones, pero a lo mejor no lo hubo», reflexiona Charlie. Para él, el error está en creer que, porque una generación logró salir adelante a pesar de la falta de apoyo, todas las generaciones futuras deben hacerlo de la misma manera. “Las nuevas generaciones no quieren repetir patrones de conducta, quieren darle un giro a su vida”.
«Me dijeron que había mucha necesidad, que estaba llegando mucho esa parte a esta región, así que vine a trabajar con la población de estudiantes», explica Charlie. Sus presentaciones han sido bien recibidas, aunque cada audiencia requiere un enfoque diferente. «No es lo mismo trabajar con esta banda, los estudiantes, que hacerlo con una escuela privada o universitarios. Debemos cambiar el mensaje para que realmente llegue a quienes lo necesitan».
Una de las cosas que más ha impactado a Charlie durante su trabajo en la región es el reconocimiento de que «ninguno de estos morros es malo». Para él, estos jóvenes solo están confundidos, enfrentando las dificultades de la vida con la tentación de tomar caminos errados. “Son raza del barrio que le quiere echar ganas a la vida, pero se les está complicando y llega la droga, que les da otro camino”, comparte. Sin embargo, a pesar de los retos que enfrentan, Charlie tiene la firme convicción de que todos ellos tienen un futuro prometedor por delante. “Estoy seguro de que a todos ellos les va a ir muy bien en la vida, nada más que aquellos que tiene problemas de adicciones, deben dejar el consumo. Son niños con mucha energía, y me encantó estar con ellos”.
Con su característico optimismo y empatía, Charlie no solo deja huella en quienes lo escuchan, sino que abre una ventana de esperanza para todos aquellos que, como él, están buscando una segunda oportunidad. Un saludo afectuoso de Charlie para todos aquellos que aún luchan por encontrar su camino en la vida.
