Por/factor
Baja California.- En la madrugada del sábado 17 de agosto, una narcomanta apareció colgada en un puente peatonal en la colonia Zacatecas de Mexicali, Baja California. El mensaje en la manta mencionaba directamente a la gobernadora estatal, Marina del Pilar, y acusaba a agentes de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC) de tener nexos con el grupo criminal conocido como Los Rusos, vinculado al Cártel de Sinaloa.
El hallazgo de la manta desató un operativo de seguridad en la zona, aunque hasta el momento no se ha identificado a los responsables. Las autoridades locales han iniciado una investigación para esclarecer los hechos. El mensaje en la narcomanta mencionaba por su nombre a varios agentes de la FESC, acusándolos de estar al servicio de Los Rusos, una célula criminal ligada al Cártel de Sinaloa, y les advertía que «se atuvieran a las consecuencias». La organización criminal Los Rusos, que opera bajo las órdenes de Jesús Alexander Sánchez Félix, alias «El Ruso», se ha consolidado como un brazo armado dentro de la estructura del Cártel de Sinaloa, especialmente en la región de Baja California.
Este grupo criminal se ha visto involucrado en enfrentamientos violentos en la zona, y la aparición de esta manta sugiere que las tensiones entre las autoridades locales y las organizaciones delictivas están alcanzando nuevos niveles. Los Rusos han ganado notoriedad en los últimos años debido a su papel clave en el tráfico de drogas y el control territorial en Baja California. Vinculados directamente con Ismael «El Mayo» Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, se han establecido como una fuerza significativa en la región fronteriza. Bajo el liderazgo de «El Ruso», han mantenido un control firme sobre el tráfico de drogas, y sus operaciones se extienden a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos.
La aparición de la narcomanta en Mexicali es solo el último de una serie de indicios que revelan la creciente influencia de Los Rusos en el estado. Estos grupos no solo buscan dominar el tráfico de drogas, sino también controlar las fuerzas de seguridad locales mediante amenazas e intimidación.
