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El río Sabinas agoniza ante la indiferencia

El río Sabinas agoniza ante la indiferencia

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-Mineras desvían el curso normal del agua

Por: Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coahuila. – En las entrañas de Sabinas yace un testigo moribundo de la indiferencia en la aplicación de reglamentos: el río que, en sus días de gloria, fue el hogar de una rica diversidad de flora y fauna. Hoy, este cuerpo de agua que una vez fue vital para la comunidad se ha convertido en un espectro contaminado, víctima de décadas de negligencia y explotación desmedida. El ingeniero y geólogo Jorge Castañeda Nene, experto en la materia, señala con dolor la tragedia que ha envuelto al río Sabinas. Para él, la causa del mal no es un misterio: las empresas mineras no contemplaron las consecuencias devastadoras para el medio ambiente y la población local.

Desde los días de la llegada de las empresas estadounidenses a Nueva Rosita, Villa de Agujita y El Hondo, la contaminación se convirtió en una práctica habitual. Sin plantas tratadoras de aguas negras en la región, los desechos industriales y domésticos fluyen libremente hacia el río, convirtiéndolo en un vertedero a cielo abierto. La explotación minera, impulsada por la búsqueda del carbón, ha dejado estragos irreparables en el ecosistema del río Sabinas. El desvío de aguas, la obstrucción de flujos naturales y la contaminación desenfrenada han diezmado la vida acuática y terrestre que una vez prosperó en sus márgenes.

Antaño, el río albergaba más de treinta especies de peces, así como una variada fauna que incluía desde sapos y ranas hasta culebras. Hoy, la escena es desoladora: aguas teñidas de colores antinaturales y un olor fétido que ahuyenta incluso a los más valientes. Sin embargo, Castañeda Nene mantiene una chispa de esperanza en sus ojos. Cree firmemente que, si existe la voluntad y el compromiso, el río Sabinas puede recuperarse. Pero el camino hacia la restauración será arduo y requiere acciones inmediatas y decididas.

La responsabilidad no recae únicamente en las empresas mineras, sino también en las autoridades federales que han permitido esta depredación ambiental al ignorar los manifiestos de impacto ambiental. La falta de aplicación de regulaciones y la impunidad reinante han exacerbado la crisis y sumido al río en un estado crítico. El desafío es monumental, pero no insuperable. Con la participación activa de la comunidad y un firme compromiso con la preservación del medio ambiente, el río Sabinas puede renacer de sus cenizas y volver a ser el pulmón verde que alguna vez fue para la región.

En última instancia, el futuro del río Sabinas yace en manos de quienes lo habitan. Es hora de levantarse en defensa de este invaluable recurso natural y exigir justicia ambiental para las generaciones venideras. Solo así podremos revertir el despojo ecológico que amenaza con extinguir la vida en uno de los tesoros más preciados de nuestra tierra. Y es que, “todo lo que no sea H2O, que llega al río, es contaminante y de esa manera han acabado con flora y fauna de este lugar que fue el motivo por el cual los fundadores de Sabinas se quedaron.

Lo que es El Pinabete y Pasta de Conchos son recientes. Todas las empresas vinieron con el objetivo de sacar la riqueza, el oro negro que es el carbón, pero nunca contemplaron el daño ecológico que hacían al pueblo. “Esta costumbre que ellos mismos crearon fue utilizar las minas antiguas como depósitos de drenaje de los pueblos pero no proyectaron a futuro, porque está contaminado desde los acuíferos que tenemos un sistema granular de 40 metros y toda esa infiltración de aguas negras hizo taponamiento, prácticamente dejaron de circular. Después fue la etapa de los pozos de carbón pero continuaron contaminando, luego los tajos que rompieron todas las venas de los flujos de agua que iban a drenar el río al quedar aguas abajo del afluente, a mano derecha. Con base en el Coriolis, los fluidos giran hacia las partes bajas y toda esa agua que antes circulaba en la superficie, al momento que hacen hoyos u ollas, tipo tajos, eso se llena de agua, pero deja de correr hacia el río, se rompe el trayecto. Rompieron todos los ciclos naturales. El ejemplo lo vemos en Piedras Negras y Acuña que anteriormente no llegaba a ningún ciclón o fenómeno meteorológico de esa magnitud pero al quitar los lomeríos perturbaron la naturaleza que impedían que esto ocurriera

El río prácticamente se compone de cuatro colores: Cristalino cuando baja del nacimiento en el área de Múzquiz antes de llegar a Nueva Rosita hasta Los Filtros que de ahí hacia acá se hace verde y se va formando lagunas; ya dejó de fluir el río, es un área estacional. Luego llega a Cloete y se hace más oscura; ya en la Villa de Agujita es roja por lo que se vierte del Pinabete, después del puente donde baja el arroyo “Aguililla”, es negra con el drenaje de las ciudades. ¿qué iban a hacer los pobres animalitos?, solo morir. Desaparece la flora y la fauna; la gente se acerca y los olores son fétidos, feos.

Dijo que sí hay futuro para el río Sabinas, si existiera el propósito y empezaran con escalas se podría recuperar; por lo pronto ya no hay nogales que eran endémicos; los pocos árboles que sobrevivieron son de dos o tres metros de diámetro imagínense la edad que tienen? desde cuándo existen? y sin embargo todo ese tipo de especies, el 90% está desaparecido; el río era el pulmón del pueblo, el que nos emanaba todo lo que era el aire y al acabar con eso estamos acabando con nosotros mismos. ¿qué les vamos a dejar a las nuevas generaciones? Añadió que no necesariamente la minería es el principal enemigo del río, sino el control de las dependencias federales que no obligan a respetar los manifiestos de impacto ambiental. “Existen reglamentos a los cuales prácticamente nadie les hace caso, nadie dice nada; les dan unos cuantos pesos y con eso es suficiente pues ellos no son de aquí los que somos de aquí somos nosotros y somos quienes debemos reclamar el río. Los que vienen agarran lo poco o mucho que les den y se van, en cambio quienes somos de aquí debemos defenderlo, pero es pura falta de respeto de los manifiestos de impacto ambiental.

Teníamos 40 metros de granular hacia abajo pero en el momento que eso se desvía, lo de arriba percola hacia abajo, el agua se infiltra; ya no vemos agua que corre, los niveles son estáticos. Cuando el río estaba lleno teníamos 3 metros de espejo de agua en cualquier noria, en cualquier casa, ahorita ese nivel anda en 32 metros, lo digo con toda certeza porque me tocó hacer los pozos en el Stanford ahí hicimos tres perforaciones, cuanto antes estaba a 8 metros. Le echamos la culpa que no llueve pero no es eso, sino que impidieron u obstruyeron el correr del río. Citó que hacia la parte norte tenemos el arroyo el “Aguililla”, “Blanco” “Los Roques”, “Sofía” y “Santa María” que surtían el río; ahorita a la orilla de ellos que son los principales surtidores hay una serie de obras mineras que cortaron los flujos, aunque llueva el agua se queda almacenada en las partes altas. Si hacían perforaciones a 50 metros extraíamos de 16 a 20 litros por segundo y ahorita desafortunadamente tenemos de 2 a 3 l/s, cuando la encontramos porque en realidad todo ese flujo que había se acabó”.

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