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El Niño Perdido

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Un Relato entre leyenda y realidad en la historia de la Villa de Cloete

Por Cristina Flores Cepeda

Sabinas, Coahuila. – Entre las páginas de la historia local de Sabinas, emerge una narrativa que fusiona leyenda y realidad, sumergiéndonos en la intrincada trama de la historia del niño perdido. La historiadora local Patricia Martínez García, próxima a publicar un libro dedicado a este tema particular, comparte con el periódico Factor cómo este relato la eligió a ella, más que ser una elección personal. Martínez García afirma que una serie de sucesos la llevaron a sumergirse profundamente en esta historia, que, aunque ha pasado de boca en boca durante varias generaciones, está documentada desde el acta de nacimiento hasta la de defunción. “Me involucré paso a paso y ahora pronto les daré a conocer fecha de presentación de esta nueva edición”.

La crónica comienza el 10 de agosto de 1923, cuando dos niños de tres años, Amador Mendoza y Andrés Reyes, este último hijo de Timoteo Reyes e Isabel Aranda, originarios de Zacatecas, jugaban junto a otros pequeños. Un grito para asustarlos con el cuento del «loco» desencadenó una carrera hacia sus hogares, pero los más pequeños, por su edad y desconociendo los rumbos, se extraviaron. Al día siguiente, mineros, soldados y vecinos se unieron en la búsqueda, encontrando al niño Amador Mendoza.

Casi dos semanas después, el 22 de agosto, se halló el cuerpo de Andrés Reyes en avanzado estado de descomposición y semi devorado por animales desde la cintura hacia abajo y desde la cintura hacia arriba en avanzado estado de putrefacción; dos días después de su localización. Su familia provenía del sur del país como casi toda la comunidad y se erigió en su honor una capilla en el lugar del hallazgo, realizando una celebración religiosa con rosario y matachines, que coincidió con una extraña llovizna, considerada un milagro en la región pues no había nubes y fue tomado como que “el niño lloró al darse cuenta de su localización”.

La leyenda perdura, y hasta hoy se asegura que el «niño perdido» se ha convertido en un santo milagroso. Estos eventos han sido plasmados por la licenciada Patricia Martínez García en su libro «San José de Cloete, su historia inicial, 1885-1930». Martínez destaca la importancia de la documentación en su trabajo, fusionando datos fidedignos con relatos transmitidos de generación en generación. Aunque inicialmente no pensaba incluir esta leyenda, la autora encontró el acta de nacimiento, lo que la llevó a reconsiderar su decisión y por eso menciona el tema en su primer libro, hasta tomar la decisión de una segunda edición, específicamente sobre el tema.

En la ubicación actual de la capilla, en el rancho La Esperanza de la colonia ganadera Venustiano Carranza, municipio de Sabinas, la comunidad sigue rindiendo homenaje al niño perdido con rezos y celebraciones. La historia ya la sabía Paty, porque ella habita en la Villa de Cloete y tenía conocimiento por lo que le decían sus padres, luego le llegó a sus manos a través de un relato escrito por un estudiante de la escuela primaria de la Villa y persiste como un capítulo único y misterioso en la rica historia de San José de Cloete.

“Yo no busqué escribir de este tema, más bien él me eligió a mí para que lo hiciera pues una serie de sucesos me llevaron a interesarme profundamente en algo que pronto presentaremos a la gente; tengo el certificado de defunción y fue registrado su nacimiento ahí mismo en la Villa”.

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