
San José del Aura abrió sus brazos a los hermanos migrantes
Por: Cristina Flores Cepeda
San José del Aura, municipio de Progreso – En un emotivo gesto de solidaridad, el presidente municipal de Progreso, Federico Quintanilla Riojas, expresó su orgullo por la generosidad demostrada por los habitantes de San José del Aura hacia los hermanos migrantes venezolanos y hondureños principalmente que arribaron a esta comunidad. En una jornada que quedará marcada en la memoria de cientos de migrantes, no solo les brindaron un refugio en el auditorio local, sino que también se desplegó un esfuerzo colectivo para asegurarse de que su paso por este rincón fuera acompañado de calor humano y apoyo.
Desde tacos hasta pan de dulce, guisos, gorditas, tostadas, refrescos, café y ropas reconfortantes, los residentes no escatimaron esfuerzos para dar la bienvenida a estos viajeros con los brazos abiertos. Más allá de las necesidades materiales, la comunidad también compartió oraciones, deseando que el camino de los migrantes esté libre de adversidades y que logren alcanzar sus sueños. La solidaridad no conoció límites, ya que el gesto altruista de San José del Aura se expandió más allá con la llegada de habitantes de Minas La Luz y ejido Aura con su contribución y apoyo en esta noble causa.
Federico Quintanilla Riojas reflexionó sobre la importancia de dar a aquellos que más lo necesitan como una forma de vivir y servir. «Hoy, nuestros vecinos dejan un gran recuerdo en aquellos que viven esta dura travesía. Dar sin esperar nada a cambio es y será la mejor forma de construir un mundo mejor». Con este acto de generosidad, San José del Aura demuestra que, independientemente de las fronteras, la humanidad prevalece, recordándonos a todos que el amor y la compasión son los pilares que pueden unir a las comunidades en momentos de necesidad.
En Progreso, la solidaridad se ha convertido en un legado que perdurará en la memoria de aquellos que fueron tocados por la mano amiga de sus residentes. “Estoy orgulloso de la gente de mi pueblo y les agradezco a todos ellos por su solidaridad en favor de los hermanos migrantes. Fueron cientos de migrantes que pasaron la noche en el auditorio del lugar y todos los residentes de Progreso mostraron un corazón muy grande al volcarse en ayudar al prójimo con cariño y sin esperar nada a cambio. Niño y adultos recibieron las muestras de humanidad de un municipio cálido que seguramente recordarán en todo su trayecto hacia el vecino país del norte, travesía que hacen a pie con una sola esperanza: cumplir su sueño de llegar a tierra estadounidense.