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No se necesita un sesudo análisis para concluir que Marcelo Ebrard está, literalmente, fuera de Morena. Para permanecer en el partido oficial pide lo imposible: que se anule el procedimiento que perfiló a Claudia Sheinbaum como virtual candidata presidencial del oficialismo.

“Si las incidencias en el proceso se quedan igual, ya no tendré interés en estar con Morena”, dijo el excanciller, en el mensaje que pronunció ayer en el hotel Royal del Pedregal.

Hay un 99.9% de posibilidades de que la Comisión de Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, ante la cual se inconformó por escrito, batee su demanda de nulidad del proceso interno por “incidentes” que alteraron el resultado.

* El ultimátum vino acompañado de un anunció no menos importante: el 18 de septiembre va a formalizar la integración de un movimiento político nacional. Ese mismo día, el excanciller inicia un recorrido por el país para reencontrarse con quienes lo respaldaron y votaron por él. Termina el 2 de octubre (fecha simbólica), un mes dos días antes de que se inicien las precampañas. “Seguimos siendo parte de Morena, varios compañeros siguen siendo del Partido Verde, otros compañeros siguen siendo del PT, pero tenemos una causa que defender”, dijo. Si la dirigencia de Morena y sus órganos internos concluyen que no existen las irregularidades denunciadas y detalladas en el recurso de queja, “entonces sí ya la decisión de su servidor sería no seguir participando”.

* Mientras lo escuchaba recordé el génesis de la Corriente Democrática del PRI, alrededor de la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, en 1988, y su reclamo de democracia interna, respetando, eso sí, las diferencias. La Marcha de las 100 horas; las movilizaciones a escala nacional que terminaron con la ruptura de ese grupo con el PRI, la formación del Frente Democrático Nacional (PARM-PPS-PFCRN); la declinación del candidato presidencial del PMS, Heberto Castillo, la formación del Frente Democrático Nacional y el posterior nacimiento del PRD.

* Marcelo ha querido apelar a lo que no existe. No hay tal “superioridad ética” de Morena. El excanciller se queja de que usaron los programas sociales para favorecer a Claudia; los gobernadores y alcaldes se fueron a la cargada con ella; llevaron a fuerza a los sindicalistas (y otros acarreados) a sus actos.

No es exageración comparar a Morena con el viejo PRI.

A los que dicen que es una “pataleta” porque Claudia ganó las encuestas, Marcelo les aclara: “No es un arrebato, es un acuerdo político, una convicción”.

Al final de su mensaje tuvo cuidado de señalar:

“Le tengo un inmenso cariño al presidente López Obrador. He sido su más largo colaborador. Jamás le haría yo un daño por razones políticas, pero esto sí lo tengo que decir, porque a Morena le costó muchísimo trabajo organizarlo y hacerlo”.

* No son pocos los analistas financieros que han mostrado preocupación por la ampliación del déficit fiscal a 4.9% en el paquete económico para el 2024. Hay déficit fiscal cuando los ingresos recaudados por impuestos no alcanzan para cubrir el gasto público. Para financiar esa diferencia se recurre al aumento de impuestos o al endeudamiento.

La preguntamos a Alejandro Rodríguez, especialista en comunicación institucional en temas financieros, sobre las potenciales consecuencias de llevar el citado déficit a ese nivel.

“Es una locura. Es el mayor déficit fiscal en décadas. Fue el causante de muchas de nuestras desgracias pasadas. Se había logrado contener y corregir hasta llevarlo a 0% en 2007, luego de mantenerlo en un nivel manejable de entre 2 y 3% entre el 2009 y 2018. Hoy, luego de cinco años que han prometido responsabilidad fiscal, lo han llevado a casi 5%. ¿Y cómo se financia ese déficit? Con más deuda, a pesar de que lo nieguen en el gobierno. Aunque se mantiene en niveles manejables con respecto al PIB —menos del 50% como porcentaje del Producto Nacional— (el déficit) hace que el próximo gobierno reciba unas finanzas con graves presiones fiscales que harán impostergable una verdadera reforma fiscal. Más impuestos para corregir el déficit. “En el inter, hay un riesgo adicional a la calificación de la deuda soberana de México. Hay que recordar que Pemex ya perdió el grado de inversión”, puntualizó.

La calificadora Moody’s alertó sobre el déficit fiscal récord:

“El Paquete Económico 2024 de México denota la intención del gobierno de aceptar un déficit fiscal elevado, en parte como consecuencia del aumento del gasto destinado a proyectos prioritarios. Los recurrentes apoyos financieros a Pemex, el incremento de las pensiones, la creciente inversión en proyectos emblemáticos y mayores pagos de intereses le restarán espacio fiscal a este gobierno y al que lo suceda”.

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