Home OPINIÓN Tristeza oculta. Parte I
Tristeza oculta. Parte I

Tristeza oculta. Parte I

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Despert? al escuchar el llanto de su peque?a hija. Intent? varias veces abrir los ojos, pero estaban demasiado h?medos, y la humedad no le permit?a ver. Despu?s de varios intentos, tom? como pudo un pedazo de s?bana para limpiarlos y fue cuando se dio cuenta, que estaban cubiertos de sangre.

Su coraz?n se aceler? sin saber que era lo que pasaba, hasta que empez? a recordar.

Sali? del trabajo, fue por su peque?a de tres a?os a la guarder?a, lleg? al s?per por algunos v?veres y se dirigi? a casa.

El estaba tomando con sus amigos como era ya su costumbre. Salud?, se dirigi? a la habitaci?n de la ni?a, la ba??, le subi? su merienda y vieron un rato televisi?n juntas hasta que la dej? dormida.

Estaba a punto de entrar a su habitaci?n, cuando ?l, sorpresivamente y de la nada, la tom? del cabello y la avent? contra el suelo. Relata que se levant? para correr, pero no lo logr?, la volvi? a tirar, y ya en el suelo, la golpe? en el rostro y donde pudo a punta de patadas.

Le pidi? muchas veces que se detuviera, pero ni siquiera la escuchaba, solo le gritaba un insulto tras otro, al tiempo de la golpeaba.

Como pudo lo tom? de un pi?, y gracias a su embriaguez, logr? derrumbarlo, se levant? no sabe como y se encerr? en su habitaci?n evitando a toda costa involucrar en tan terrible situaci?n, a su peque?a hija.

El golpeaba la puerta lleno de rabia y la amenazaba para que abriera. Dice que en medio de su angustia quer?a adivinar que era lo que lo tenia tan enojado para tratar de remediarlo y terminar con la pesadilla. Pero nada? nada ven?a a su mente, ?qu? fue lo que hice? se preguntaba una y otra vez, no recuerda bien las frases y los insultos que le dec?a, pero algunas que todav?a taladran su mente son: ?No vales nada sin mi, maldita engre?da? ?Tu solo entiendes a golpes?

Pasaron varios minutos, y cuando pens? que se hab?a quedado dormido por el efecto del alcohol, sac? su tel?fono para pedir ayuda, ning?n n?mero se le ven?a a la mente, no conoc?a el n?mero de la polic?a o de emergencias, pens? en llamar a una amiga pero sinti? p?nico de que tambi?n a ella la lastimara, no sab?a que hacer y empez? a llorar.

Cuenta que quiz? por sus sollozos o por sus rezos, logr? despertarlo. Le hablo con calma, le pidi? con palabras dulces que abriera la puerta, le pidi? perd?n, dijo que jam?s volveria a suceder, le rog? por m?s de diez minutos que le abriera y empez? a silvarle una canci?n.

Dud? en abrir. Ten?a mucho miedo. Pero sus palabras en calma le dieron la seguridad de que todo hab?a pasado y una vez m?s, todo volver?a a la normalidad. Respir? profundo, se encomend? a Dios y abri? la puerta.

Ah? estaba, de pie, con la mirada descompuesta, y mientras se acercaba para besar su frente, con el pu?o cerrado, le dio un golpe en la cabeza.

Quiz? no debi? abrir la puerta, quiz? debi? calmarse y pedir ayuda, solo ella sabe lo que pas? por su cabeza, para nosotros ser?a muy f?cil juzgar y pensar que pudimos haber actuado de muchas maneras. En el desarrollo de esta historia que narrar? en tres partes, podremos encontrar algunas respuestas, por lo pronto, vale la pena reflexionar en el tipo de sociedad que queremos formar, una basada en el respeto y la tolerancia, o una que surge del control sobre los dem?s, yo, me quedo con la primera?Y t? ?Qu? opinas?

 

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