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Ya no vale la pena hablar del aeropuerto. Sino del presidente electo. Se acab? la ilusi?n para quienes pens?bamos que el poder lo llevar?a a decisiones m?s reflexivas. El lunes nos mostr? c?mo se tomar?n muchas de ?stas. No a partir de un an?lisis costo beneficio-tradicional, sino porque son para ?l las correctas.

Desde hace a?os, AMLO cree en un conjunto de postulados. Los va a tratar de imponer. Va a cumplir con sus promesas de campa?a. El Congreso va a levantar la mano cuando se lo pida. Los empresarios no quieren pleito, algunos ahora patalean, pero poco hicieron antes de la decisi?n. La oposici?n est? desarticulada y concentrada en sus conflictos internos. Del gobierno saliente.

AMLO tampoco tiene restricciones personales. Es admirable la serenidad y buen humor con que llev? a cabo su conferencia de prensa del lunes. O tiene informaci?n distinta sobre las implicaciones de su decisi?n o no sabe cu?les van a ser ?stas. No se ruboriza cuando miente, o no se da cuenta. Habl? de una suerte de aval t?cnico del gobierno franc?s para que Santa Luc?a pudiese operar junto con el actual aeropuerto que result? no serlo. Dijo que el erario se ahorrar? 100 mil millones de pesos, cuando no hay forma de hacer ese c?lculo.

La capacidad de AMLO de oponerse a todo lo llev? a ganar la Presidencia. No pens? que quisiera ser presidente para continuar siendo opositor. Sin embargo, parece dispuesto a destruir lo que no pudo frenar durante su larga b?squeda por la Presidencia. Debe de creer en esa vieja frase de los revolucionarios de los a?os setenta: para hacer un omelet hay que romper algunos huevos.

Lo m?s absurdo de optar por Santa Luc?a es que el proyecto de Texcoco no es contrario a sus postulados ideol?gicos. No estaba concesionado a la mafia del poder. El gobierno de Pe?a Nieto opt? por dejarle al Estado la propiedad del nuevo aeropuerto, tanto por razones estrat?gicas como por los flujos fiscales que terminar?a generando. De un plumazo, AMLO le ha quitado al Estado mexicano la posibilidad de ser el due?o de un aeropuerto cuyo valor pudo haber sido de varios miles de millones de d?lares. En el negocio de la aviaci?n, el ?nico eslab?n que siempre gana dinero es en aqu?l donde aterrizan muchos aviones.

Salvo que su ideolog?a sea la de creer que la igualdad se logra desde la modestia y la mediocridad. En palabras de Gerardo Ferrando, futuro funcionario en la SCT, sobre el proyecto de Texcoco: ?Es un proyecto precioso digno de Dubai?. Curiosa cr?tica, pues se pagar?a con el flujo de pasajeros. Para la 4T no merecemos un gran aeropuerto, sino tres inc?modos y desarticulados parches.

Tampoco se puede justificar el optar por Santa Luc?a por la lucha de AMLO contra la corrupci?n. A los contratistas de Texcoco les promete respetar sus derechos y darles la obra de Santa Luc?a. No hay ley que le otorgue esa facultad, aunque puede pedir que se la redacten. AMLO no es realmente un defensor de los patos. Santa Luc?a va a afectar zonas protegidas de mucho mayor repercusi?n ambiental que el aeropuerto en Texcoco, seco desde hace d?cadas.

Ni hablar del costo fiscal de la devaluaci?n del peso y de la subida de tasas de inter?s observados desde el lunes. Ambos limitar?n la capacidad de gasto fiscal del gobierno para el a?o entrante y quiz?s durante todo el sexenio. Tampoco de las decenas de miles de empleos perdidos con la obra cancelada y de las inversiones que ya no llegar?n.

No s? cu?nto m?s del AMLO destructor veremos. El fin de semana tambi?n prometi? destruir el andamiaje para evaluar a los maestros. Una nota menciona que desaparecer? la Cofepris, la entidad encargada de valorar la seguridad de medicamentos y procedimientos m?dicos.

Resta ver si sabe construir. El segundo piso del Perif?rico capitalino lo hizo en forma opaca, aunque en tiempo r?cord. Sin embargo, un error de planeaci?n en una vialidad como ?sa no impide la certificaci?n para usarla, como ser?a en el caso de Santa Luc?a. Hay que esperar el cronograma de esta obra, pero ya prometi? ?tener resuelto ( ?) en definitiva? la congesti?n del actual aeropuerto en tres a?os.

Tres a?os es el n?mero m?gico para lucir sus obras en la elecci?n intermedia. O para explicar por qu? la mafia en el poder no le permiti? superar la etapa destructiva, aunque con orgullo presumir? haber defendido la voluntad democr?tica y no haberse doblegado ante los perversos mercados financieros.

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