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Aqu? en confianza

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Iv?n Garza Garc?a

Ahora se llama USMCA

A finales del pasado mes de agosto publiqu? en este mismo espacio el art?culo titulado ?Habemus acuerdo?. Ah?, entre otros temas, hice menci?n de la firma de un convenio preliminar celebrado por nuestro pa?s y el T?o Sam, cuya finalidad inicial es la de resolver los principales problemas comerciales que pudieran suscitarse entre ambas naciones. Y aunque las autoridades y los medios de comunicaci?n aclararon que tal acuerdo no se trataba de la versi?n 2.0 del TLCAN, no pocos se fueron con la finta y aseguraron que se hab?a concluido el proceso de modernizaci?n del referido pacto y, por lo tanto, ?ste ya era definitivo, aunque no se hubiera incluido en ?l a Canad?; pa?s que para entonces todav?a estaba en ?tres y dos? para decidir si le entraba o no a la convenci?n trilateral.

Ahora si, despu?s de casi 14 meses de estira y afloja, y una vez que la hoja de maple se subi? al barco al ?veinte para las doce?, se cuenta con un tratado de libre comercio cuya renovaci?n se vio reflejada hasta en su nombre; ahora se llama USMCA (Estados Unidos- M?xico ? Canad?, por sus siglas en ingl?s).

?Ah pa? nombrecito! dijera Don Ram?n. Suena raro por que nos es poco familiar, pero – en estos casos – eso es lo de menos; lo realmente trascendental es el clausulado que habr? de aplicarse (seg?n dicen) a partir de la segunda mitad del a?o entrante. Si bien, los mandatarios implicados alzaron los brazos en se?al de triunfo al anunciar el acuerdo comercial, lo cierto es que las tres naciones debieron hacer importantes concesiones para llevar a feliz puerto el ya de por s? prolongado di?logo (?para que son las negociaciones si no para eso?).

Canad? dio a los Estados Unidos acceso al 3.5% de su mercado l?cteo, mientras que el pa?s de las barras y las estrellas tuvo a bien dejar intocado el cap?tulo correspondiente a la soluci?n de controversias, tal y como le fue solicitado por sus socios comerciales. Por su parte, en este toma y daca, M?xico ?sali? bailando? con las reglas de origen automotriz, al aumentarse el requisito de contenido regional de un veh?culo, del 62.5 al 75%, adem?s de exigirse que el 40% de las partes vehiculares sean producidas por empleados que ganen al menos 16 d?lares por hora. Aqu? es donde la puerca torci? el rabo. Sin duda, de este lado de la frontera habr? dificultades para cumplir el mentado porcentaje de altos salarios. Lo anterior ya fue evidenciado por el Consejo Coordinador Empresarial, en la voz de Mois?s Kalach.

Aqu? en confianza, pese a los eventuales inconvenientes que pudiera representar el renovado pacto, bien merecen ?estrellita? en la frente y ?garabato colorado? (como el del eterno Chabelo) los personajes que lideraron los esfuerzos del equipo que particip? en las mesas de negociaci?n. Bien por Ildefonso Guajardo, Luis Videgaray y hasta por Jes?s Saade, quien se sum? de ?ltimo momento al grupo de trabajo por indicaciones del se?or L?pez. Ellos (y el resto de la delegaci?n mexicana) supieron ser pacientes y efectivos para alcanzar consensos con aquel que – desde su campa?a – hab?a mostrado su intenci?n de asfixiar a sus m?s cercanos socios comerciales. El g?ero Trump amag? con abandonar el TLCAN si ?ste no se modernizaba y, al final, se sali? con la suya. Lo anterior puede representar para el mandatario del vecino pa?s una p?rrica victoria frente a sus connacionales, lo cual no le viene nada mal considerando la proximidad de las elecciones intermedias y el tremendo l?o que se traen all? respecto a la nominaci?n de Brett Kavanaugh, quien es promovido por el magnate para formar parte de la Corte Suprema de los Estados Unidos.

As? las cosas, habr? que ver que dicen respecto al USMCA los legisladores de las naciones signantes, encargados de revisar su contenido. Por lo pronto ya nos cargamos tres dolores de cabeza: El tratado de marras cierra la puerta a la posible celebraci?n de un acuerdo comercial con China; adem?s, ante las dudas sobre las repercusiones econ?micas de este nuevo convenio, el peso fren? su avance frente al billete verde y, para acabarla de amolar, los aranceles al aluminio y al acero que fij? Estados Unidos a M?xico y Canad?, a?n siguen vigentes. Total, como dijera mi abuela Lidia: ?no hay felicidad completa?.

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